INTRODUCCIÓN

La emisora de noticias, solo las interesadas, que transmite desde el entorno de la supuesta nueva investigación sobre el doble crimen, nos ha informado recientemente de una serie de detalles. Al parecer, un familiar de las víctimas (¿quién será), encontró hace tiempo una prenda ensangrentada bajo un armario de la habitación de la niña. Además, nos comunican que el Instituto Nacional de Toxicología ha accedido, tras insistentes ruegos, a efectuar más análisis sobre un elemento ya analizado, la manta que cubría el cuerpo de la pequeña.

De la exigua información se deduce que han seleccionado algunos lugares interesantes para su análisis, seguramente zonas de la manta que reaccionan a la luz forense, y sobre ellos se van a efectuar pruebas en busca de rastros genéticos. Sale en prensa que ahora pretenden que el incansable perito Juan Hellín le diga a Toxicología lo que se debe analizar, y por donde tienen que empezar. Vale. 

En espera de los resultados de dichos análisis, hay que plantear una serie de cuestiones.


ESTO LO VES, ESTO NO LO VES

Se puede dudar de forma legítima de que si los resultados de las pruebas no son los que se buscan nos vayamos a enterar, de forma provisional o incluso definitiva. Podría ser que decidieran no hacer públicos esos resultados durante meses o años, en espera de encontrar nuevas vías para insistir en su pretensión, o simplemente dejando correr el tiempo. 

Y no, no es una simple sospecha sin fundamento, porque esa falta de noticias ya ha ocurrido y sigue ocurriendo en este caso, y ni siquiera me referiré al tema de la chaqueta bajo el armario. Por ejemplo, ocurrió con el informe del segundo equipo de la UCO (del que se comentará algo un poco más adelante), que estuvo varios meses en el juzgado sin que nadie, excepto el grupo que controla el caso (Juez, Fiscal, Acusación), conocieran su contenido, ni siquiera que había sido entregado.

Tuvo que ser la propia UCO la que filtrara algunos contenidos de dicho informe a una de sus periodistas de cabecera, y una vez hecho público, se filtraran a su vez, por parte de alguno de los actores que tienen acceso en el juzgado a dicho informe, a sus propios terminales mediáticos. No sabemos la razón por la que la UCO decidió destapar el asunto, ya que ellos tienen su propia agenda, y manejan a los periodistas afines a su antojo, pero se puede plantear la duda de cuántos meses más, o años, tendríamos que haber esperado para saber que ese informe estaba en el juzgado.

¿Y que hay de la pieza separada del famoso cuchillo hallado en una alcantarilla? Ese asunto también aparecía cada dos por tres en los medios amigos, y de repente, silencio. Llevamos ya casi dos años sin noticias de esa pieza separada. ¿Ha avanzado la investigación? ¿Está inactiva pero sigue abierta? ¿Se ha cerrado? No se sabe nada, no han dicho nada. Silencio. De nuevo tan solo los miembros del grupo que maneja la causa saben el estado de ese tema.

Hay un tercer caso, que además demuestra hasta que punto es imprescindible para la salud de una investigación que no todos los actores compartan el mismo objetivo, como ocurre ahora. Ya me he referido a este incidente en un anterior escrito, pero vuelvo con el porque revela perfectamente lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo.

Desde una de las acusaciones se contrató a Luis Frontela, famoso y polémico forense, para que realizara un informe, y se solicitó autorización para ello y para acceso a documentación, en noviembre de 2013. En diciembre del mismo año la Juez autoriza el levantamiento parcial del secreto sumarial para proporcionar a Frontela determinados informes y actuaciones, a fin de poder efectuar su pericia.

Más de un año después, en enero de 2015, la representación legal de Medina, extrañada por no haber sabido nada más de dicho informe, solicita a la Juez que pregunte si se ha renunciado a la pericia, o se aclare el estado del encargo. Poco después tienen que insistir, porque desde la acusación no dan respuesta a tan razonable solicitud de información. 

No es hasta mediados de febrero que la acusación entrega por fin el informe de Frontela, ¡fechado el 10 de julio de 2014!. Es decir, la acusación se guardó un informe pericial durante nada menos que 7 meses, y tan solo lo entregó en el juzgado cuando no le quedó más remedio. Al parecer, Juez y Fiscal no repararon en que un informe, para el que se había tenido incluso que levantar el secreto del sumario, no había sido entregado.

Todo indica que el informe estaba prácticamente terminado cuando se detuvo a Medina, y que a la acusación no le gustó mucho el rumbo que había tomado, y dejaron de colaborar con Frontela. Este, sorprendido por el poco interés del abogado para conseguirle determinados datos e información, entregó su informe y dio por cumplido su cometido.

El problema es que dicho informe no apuntaba hacia la persona detenida, así que la acusación decidió guardarlo en un cajón, con la esperanza de que se olvidara, y encargar nuevos informes a medida a un nuevo perito, Juan Hellín. Aunque el primer informe de este parece sugerir que le costó comprender lo que esperaban sus pagadores, los siguientes informes demuestran que lo acabó entendiendo a la perfección. 

Como información complementaria, indicar que Frontela proponía en su informe la realización de un estudio psicológico-psiquiátrico de posibles sospechosos. Pues los abogados de Medina propusieron que el propio Frontela, perito de la acusación, entrevistara y efectuara dicho estudio sobre Francisco Javier Medina, sin restricciones ni reservas, con la extensión y las pruebas que el perito dictaminara, y comprometiéndose a ACEPTAR LOS RESULTADOS DE CUALQUIER CLASE que dicha pericia pudiera deparar. Para aumentar la apuesta, propusieron hacerse ellos cargo de la minuta si la acusación no quería hacerlo. De forma sorprendente, o no tanto, no se aceptó la propuesta. Deberían ser la acusación, Juez y Fiscal quienes explicaran la razón por la que no se aceptó un ofrecimiento tan extraordinario y sin precedentes.


Tras este breve, y espero que interesante excurso, señalar lo evidente, por si a alguien le ha pasado desapercibido: Si no hubiera sido por la defensa de Medina, nada menos que un informe pericial habría dormido indefinidamente en algún cajón. Juez y Fiscal, que deberían estar pendientes de estos asuntos, parece que se despistaron, bien por estar tan concentrados en otras cosas que no repararon en ello, o por otros motivos que desconocemos.

No es un caso aislado, son tres casos, tres. En dos ocasiones han sido elementos ajenos los que han decidido hacerlos públicos por su cuenta (UCO), o han conseguido que se presenten (abogados). El tercero todavía está por desvelar. Y puede que haya otros de los que no sepamos nada…

Así que si a alguien le parece atrevido suponer que si los resultados de las distintas diligencias actuales no son los que ellos desean, dichos resultados, o incluso la existencia de las mismas diligencias, sean ocultados y nadie sepa de ellos durante mucho, mucho tiempo, que recuerde el caso del informe de la UCO, el caso del cuchillo, y el informe Frontela.

Antes de continuar, voy a referirme brevemente al informe del nuevo equipo de la UCO que repasó el caso.


LA UCO Y LA UCO

Sobre ese informe se guardó silencio y secreto durante varios meses, hasta que la misma UCO decidió romper ese silencio por motivos que desconocemos. Ellos van a su ritmo, alimentando o silenciando a sus terminales mediáticas, según consideren. Por cierto, ¿de verdad son necesarios periodistas que se limitan a reproducir lo que les dicen de forma acrítica y sin el más mínimo contraste? Para eso serviría un portavoz, aunque claro, sería renunciar a la pretensión de que un “periodista” está dando “información” u “opinión propia”.

Del informe tan solo nos han llegado breves extractos, los que han decidido la UCO y la acusación que podemos conocer, y nos dicen que ese informe valida la primera investigación, y que afirman prácticamente lo mismo que aquella. Bueno, si así es, ¿por qué se ocultó su existencia durante meses? Tal vez en dicho informe había algunas cosas que no interesaba que se supiera, como la herida en el hombro de Miguel Ángel, y como tenían perfectamente controlado el acceso, creían que el secreto estaba garantizado. Y así era hasta que la UCO decidió acabar con dicho secreto.

Lo cierto es que en lo poco (casi nada) que sabemos de dicho informe, ya hay elementos que desmienten la pretensión de que ambos equipos opinan lo mismo. De hecho, opinan algo radicalmente distinto sobre uno de los elementos clave del crimen, su naturaleza.

Recordemos que el primer equipo de la UCO (seguido por Fiscal, Acusación y  Juez) insistió mucho en el carácter pasional del crimen. Pese a que nadie parece recordarlo ahora, los investigadores de la UCO declararon en el juicio que se trataba de un crimen pasional, por celos, y que la niña había sido una víctima colateral. El crimen habría sido cometido por el deseo de quitar de en medio definitivamente a Miguel Ángel.

Pero llega el nuevo equipo y dice que no, que el motivo podría ser la venganza o la ira que el asesino tenía contra padre e hija, ambos. Es decir, cuando unos dicen celos otros dicen odio, cuando unos hablan de víctima colateral, otros refieren que la niña era también un objetivo. ¿Estos son los que dicen lo mismo? Yo creo que no. Puede tener razón uno u otro equipo o estar equivocados los dos, lo que no pueden es estar en lo cierto los dos.

Por otra parte, y para terminar con este tema (la poca información no da para más), aclarar que lo que dice el nuevo equipo de la UCO no es que esté de acuerdo con el anterior. Dice, según nos citan textualmente:

no se han obtenido datos objetivos suficientes que permitan motivar la apertura de una nueva línea de investigación o profundizar en las descartadas anteriormente

Hablan de datos objetivos “suficientes”, lo que da a entender que hay datos objetivos que podrían motivar una nueva línea o recuperar las descartadas, pero que no son suficientes. Si no existieran dichos datos objetivos, no haría falta introducir el término “suficientes”

Se nos informa que dicen que sus pesquisas no permiten descartar ni contradecir las conclusiones a las que llegó el anterior equipo de investigación

De nuevo, no tienen evidencia para contradecirlos, pero eso no es lo mismo que decir que estén de acuerdo o que opinen como ellos.

Si el nuevo equipo de la UCO estaba de acuerdo con el primero, ¿por qué no lo dijeron? Era bien fácil: Compartimos las conclusiones del otro equipo. O bien:  hemos llegado a las mismas conclusiones que el otro equipo, o algo similar. 

Lo cierto es que así cubren todos los flancos. Siempre se puede interpretar, como han hecho muchos, que están de acuerdo con sus compañeros, pero si algún día se procesa a otra persona, podrían decir que en realidad no afirmaron que compartieran diagnóstico.

INTERÉS Y ENEMISTAD

La anomalía de lo que ocurre con este caso es bastante evidente. Todos los actores que están personados comparten objetivo. Era de esperar que la acusación particular actuara como está actuando, al menos ellos se gastan su dinero, pero también es de suponer que Juez y Fiscal de una causa no tengan ningún interés personal en ella, y sobre esto se pueden plantear una serie de dudas justificadas.

En primer lugar, hay un evidente interés reputacional, ya que el resultado del juicio puso en duda la efectividad del trabajo de Juez de Instrucción y Fiscal (no utilizo el plural al referirme al Fiscal, porque creo que en este caso son equivalentes plural y singular), y todos, y eso incluye a los servidores públicos de alto rango, deseamos reivindicar nuestro trabajo y demostrar que no nos hemos equivocado. Ese interés reputacional puede ser en ocasiones más intenso y tener más influencia que otro tipo de intereses más tradicionales, y en mi opinión debería haber hecho que ambos, Juez y Fiscal, se abstuvieran en este asunto. No tienen obligación legal de hacerlo, hay que dejarlo bien claro, pero creo que ese tipo de interés arroja una sombra innecesaria sobre todo lo que se está haciendo. Pero hay más.

Parece evidente que ni Juez ni Fiscal tenían ninguna enemistad personal, ni manifiesta ni de ningún tipo, contra Medina cuando este fue detenido, encarcelado y procesado. Pero se pueden plantear dudas de que esto siga siendo así actualmente. Una vez absuelto, y confirmada la absolución por el Tribunal Supremo, Medina se convierte en un símbolo de su fracaso profesional, y además tuvo el atrevimiento de intentar presentarse en el caso para tratar de que se investigara.

Y eso ya fue demasiado, que una cosa es el resultado de un juicio, siempre azaroso, y otra que la imagen de su fracaso les esté solicitando precisamente a ellos (no ocurriría si se hubieran apartado) que se investigue en dirección contraria a la que ellos siguieron, que demuestren ellos mismos su propio error. 

Las consideraciones que hacen Juez y Fiscal sobre la pretensión de Medina de presentarse como acusación en este caso son absolutamente intolerables, y muestran, en mi opinión, una enemistad manifiesta y evidente contra una persona inocente, absuelta definitivamente, que no está investigada (al menos oficial y legalmente) en la causa, y que se limitó a presentar una petición perfectamente legal.

Esa inadmisibles consideraciones sobre las intenciones de Medina al presentar dicha petición son una prueba clara y palmaria de enemistad, porque además son innecesarias para el rechazo a la pretensión de personación, y el tema se podría haber resuelto, en el sentido que fuera, manifestando únicamente consideraciones de tipo jurídico.

Interés reputacional y enemistad. Cada uno de estos elementos por separado debería haber provocado la abstención de Juez y Fiscal. Ambos juntos la habrían convertido en ineludible. No se los puede obligar y han decidido no hacerlo. Ellos sabrán los motivos y hacía donde conduce esa decisión. Se puede alegar que en realidad esa enemistad no es relevante, porque no se está investigando a Medina. Bueno, veremos más adelante que no todos opinan así.

Algunas personas encuentran extraña toda la situación, y sospechan que tal vez estén planeando abstenerse en algún momento futuro, una vez esté el caso en determinado punto, pero yo encuentro ese movimiento dudoso, porque no se puede reparar el vaso que se ha roto, o si se puede, quedan demasiadas señales de la rotura. Otros hacen notar que mientras ellos estén al cargo, ningún otro Juez o Fiscal meterá las narices en el caso y lo que se ha hecho o no hecho, algo que no admite discusión.

Ante los argumentos a favor de que debieron apartarse de la causa, se suele responder con consideraciones del tipo: “Es que quieren quitárselos de encima porque…”, o “No los quieren porque ya dejaron claro cual era el resultado de su trabajo”, o “Es que siguen investigando, y van a encontrar pruebas contra el asesino, y por eso no los quieren”

Ya, son opiniones respetables, pero la cuestión clave es si la naturaleza de este caso es tal que tan solo esas personas son capaces de descubrir la verdad y llevarlo a buen término. ¿No pueden otro Juez y Fiscal investigar correctamente y descubrir al asesino?

Si la respuesta es que NO, que solo ellos pueden hacerlo, debería explicarse eso cuidadosamente y con detalle, para que lo entendamos todos. Si la respuesta es que SI, que otro Juez y Fiscal pueden investigar propiamente este caso, entonces, teniendo en cuenta las legítimas dudas sobre su idoneidad, debería explicarse la razón por la que no se apartaron y dejaron el caso en manos de otros servidores públicos, seguramente tan inteligentes, trabajadores y deseosos de hallar la verdad como ellos. 

¿O es que la justicia solo puede ser servida por los mismos que sufrieron un revolcón judicial? En cualquier caso, el hecho indiscutible es que la causa lleva más de 8 años en el mismo lugar, controlado y dirigido por las mismas personas, y a salvo de miradas ajenas. 

Pero hay todavía más. Mucho más.

LOS INDIRECTOS

Lo de Jose Ignacio Bidón es ciertamente asombroso. En declaraciones a un medio refiriéndose a Medina, afirmó de forma textual:  la instrucción no es directamente contra él, pero indirectamente si.

Esto es algo muy grave y alarmante, porque Bidón parece estar afirmando que se está instruyendo de forma irregular. No dice que sus peticiones o actos vayan en determinado sentido, algo que todos dan por entendido, sino que es la propia instrucción, responsabilidad de la Juez, y controlada por el Fiscal, la que se está efectuando de forma indirecta contra una persona ya juzgada.

Desconozco si lo que dice Bidón es verdad, porque lo que se habla dentro del círculo cerrado que forman Juez, Fiscal y Acusación, tan solo lo saben ellos. Pero hay algo indiscutible, y es que la Juez de Instrucción no ha obligado al abogado de la acusación a desmentir o clarificar de forma tan pública como las declaraciones originales. No sabemos si porque está de acuerdo con Bidón, espero que no, o porque no lo considera necesario. Si es este último el caso, creo que se ha equivocado gravemente, porque esas declaraciones públicas, que le achacan estar haciendo algo muy irregular, deberían haberse retirado o aclarado. Unidas a otras circunstancias que acabamos de tratar, forman un conjunto más que inquietante, y la posible enemistad se ve ahora bajo una nueva luz.

El caso es que si esa instrucción indirecta existe, y  repito que espero que no sea así, tendría serias implicaciones. No solo se estaría instruyendo contra una persona contra la que no se puede instruir, es que además, se estaría privando a esa persona de todas las garantías que ofrece la ley a las personas contra las que se instruye directamente

Que los lectores se hagan el siguiente planteamiento: ¿Cómo se podrían defender si se diese el caso de que algunos servidores públicos actuaran contra ellos de forma indirecta? Que se sepa, no está contemplado en nuestro ordenamiento jurídico quejarse, recusar o reclamar de forma indirecta.


HISTORIA DE LA MANTA

Sobre la famosa manta, que va a ser analizada por el Instituto Nacional de Toxicología hay que comentar unas cuantas cosas, para que se sepa de que va el asunto. En primer lugar, y tiene que quedar claro desde el principio, es que dicha manta ya ha sido analizada en busca de ADN, sin encontrar más rastros genéticos que los de padre de hija. En total 21 muestras, tanto recortes completos como hisopos pasados por varias zonas, sin ningún rastro ajeno.

Y ahora pretenden que un nuevo análisis, varios años después, haga aflorar rastros de otra persona. Bueno, más bien de una persona en concreto, los demás no creo que les interesen. No es un deseo tan excéntrico como pudiera parecer, porque ya hay un precedente, el de las toallas. Resulta que tres toallas que fueron analizadas por el Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil sin encontrar rastros ajenos a la familia, y que fueron devueltas al Juzgado, dieron el resultado que todos sabemos cuando desde allí fueron remitidas al Instituto Nacional de Toxicología, donde fueron a su vez analizadas.

Si de nuevo un elemento del que inicialmente no se ha obtenido nada interesante ofrece otros resultados tras pasar por ese lugar, me temo que el Juzgado de la Palma del Condado puede convertirse en el Lourdes de los investigadores, fiscales y jueces de toda España, y que los inunden con envíos de evidencias a ver si el misterioso influjo del lugar hace aflorar nuevos resultados en sus piezas de convicción.

En cuanto a la chaqueta manchada de sangre encontrada bajo un armario por un familiar de las víctimas y que parece ser está siendo analizado por la Guardia Civil, no creo que merezca mucho comentario, más allá de explicar lo que parece haber ocurrido con ella, aunque incluso en ese tema hay cierto misterio.

Tengo que reconocer que yo estaba un tanto confundido cuando se habló por primera vez de un nuevo análisis de la manta. Suponía que dicha manta se había analizado por el Instituto Nacional de Toxicología y que allí se había quedado depositada, y que simplemente se les solicitaba que efectuaran un análisis sobre un elemento que tenían en su poder y ya habían analizado. 

Lo que me llevó a error fueron los comentarios que se hicieron cuando se planteaba que fuera el forense Etxeberria el que al analizara, y que decían que dicha manta se le podría enviar directamente al perito desde Toxicología, o que este podría realizar sus análisis en las instalaciones de ese organismo.

El hecho de que la manta hubiera estado en todo momento bajo la custodia del Instituto Nacional de Toxicología era en cierto modo una garantía de integridad. Pero una vez comprobado, me he llevado un chasco, porque la prenda no ha estado bajo el control de Toxicología. Vamos a ver sus peripecias.

La manta apareció, como ya se ha dicho muchas veces, cubriendo el cuerpo de la pequeña, y la chaqueta con sangre, que era parte del uniforme del colegio de la niña, en el suelo, junto a la cama, mezclada con otras prendas.

En primer lugar, hay un problema con la situación exacta de la manta, porque antes de tomarse la primera fotografía, sobre la que Hellín hace ahora varias suposiciones, fue manipulada o movida por al menos dos personas. Desconozco si el perito que hace conjeturas sobre las manchas que ha visto en una fotografía ha tenido en cuenta esas manipulaciones previas.

Después, que no se crea que cuando se retiró la manta se recogió y guardó cuidadosamente para su posterior análisis. Simplemente se dejó en el suelo, en medio de la habitación. Posiblemente allí mismo, el 30 de abril, se le recortó un trozo grande, ensangrentado, para su análisis inicial. El resto de la manta se dejó por allí tirada, literalmente, en el suelo, entre la cama y el armario, pegada a la pared. A partir de ese momento, las dos partes de la manta formarán dos evidencias distintas, a las que llamaremos “trozo ensangrentado” (recorte) y “manta” (el resto), aunque esta última también está manchada de sangre.

La chaqueta azul, por su parte, apareció inicialmente en el suelo, pegada a  una esquina de la cama, tapada ligeramente por la colcha de esta. La chaqueta ni siquiera se recogió como muestra, y se puede ver en las fotos como se va desplazando de lugar, seguramente por movimientos inadvertidos de los investigadores, o simplemente porque les molestaba para otras cosas y la iban apartando. Se fue acercando progresivamente al armario.

Varios días después, el 9 de mayo, allí seguían la manta y la chaqueta, apartadas en la esquina. Ya se puede apreciar que una parte de la chaqueta está bajo el armario, donde acabaría por completo. La manta también podría haber acabado allí, pero era demasiado grande, y además, a ella sí decidieron someterla a análisis. Finalmente la recogieron y la enviaron al Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil.

Vamos con los resultados de los análisis de las dos partes:

Del trozo ensangrentado recortado durante la primera inspección ocular se extrajeron 9 muestras, algunas con sangre y otras sin ella. En las 5 muestras con sangre se encontró ADN de las víctimas, y también en 2 de las 4 muestras sin sangre. 

Posteriormente se remitió el resto de la manta, de la que se analizaron 12 muestras en las que no había manchas de sangre, pero que resaltaban a la luz forense (lo mismo que ha ocurrido ahora), lo que podría indicar rastros biológicos. De las 12 muestras, en 4 se halló ADN de las dos víctimas, y en una muestra tan solo ADN de la niña. En las otras 7 muestras no se encontró ADN.

Es decir, tenemos dos análisis diferentes, con un total de 21 muestras analizadas, con y sin sangre. Se encuentra ADN de las víctimas en 12 de las 21 muestras, y de nadie más. 

Por su parte, parece que la chaqueta pasó inadvertida a todos, incluso a la empresa contratada para hacer una limpieza integral del lugar del crimen, algo que, sinceramente, no acabo de entender. Sea como fuere, al cabo de 8 años un anónimo familiar de las víctimas dice haber encontrado esa prenda, y según se dice, está siendo analizada por la Guardia Civil. Poco más hay que decir sobre esto, creo que todo el mundo es consciente del problema con esa chaqueta.

Una vez analizadas por Criminalística, ambas partes de la manta fueron enviadas, por separado, al Juzgado de la Palma del Condado, y desde allí se remitieron a su vez, a finales de octubre de 2013, al Instituto Nacional de Toxicología. Primer paso por los juzgados de La Palma.

En Toxicología se sometió a la manta a un análisis en busca de pelos que pudieran ser significativos, pero no consta que se efectuarán ningún análisis en busca de rastros genéticos. El caso es que ambos elementos, el recorte ensangrentado y la manta fueron devueltos por Toxicología al Juzgado de La Palma una año después, a finales de octubre de 2014. Segundo paso por los juzgados.

Desde allí, en algún momento que desconocemos, se ha vuelto a enviar la manta al Instituto Nacional de Toxicología. También se desconoce, con una excepción, quien tuvo acceso a esas piezas de evidencia, tanto en la primera estancia en los juzgados como en la segunda. La excepción es que hay constancia documental de que se permitió al perito Juan Hellín y un ayudante que manipularan el trozo ensangrentado de manta para uno de sus curiosos experimentos. Y me temo que la única razón para documentar ese acceso de Hellín eran que dicho experimento iba a ser hecho público en un informe pericial.

Pero no sabemos el cuidado con el que se guardaron y custodiaron esa y otras piezas, y quienes tuvieron acceso a ellas durante todos estos años, sobre todo durante sus estancias en el juzgado de la Palma. Si los investigadores reconocieron durante el juicio que no se podía garantizar la cadena de custodia de las toallas, menos podrán hacerlo con las dos partes de la manta.

En este caso, si realmente existe esa enigmática influencia en ese lugar, es comprensible la esperanza que Juez, Fiscal y Acusación tienen en esa manta, ya que ha pasado por allí no una, sino dos veces, con lo que se doblaría la sobrenatural potencia actuante.

PREGUNTAS

Planteo una serie de preguntas, no con la esperanza de que sean contestadas, que no lo serán, sino para que quede constancia de que algunos llevamos mucho tiempo advirtiendo de lo que ocurre. Y que lo razonable seria tener respuesta a estas preguntas ANTES de conocer los resultados de los análisis.

Todos sabemos que si los resultados de los análisis apuntan hacia A, se publicarán urbi et orbi, y se interpretarán como evidencia de la implicación de A en los hechos. Pero:

1) Si los resultados no apuntan hacia A, ¿se darán a conocer públicamente, de forma inmediata, los resultados de los análisis, o se silenciarán durante meses o años? 

2) Si no aparecen rastros de A en los análisis, ¿se interpretarán por Juez y Fiscal dichos resultados como evidencia de su no implicación? ¿O los resultados solo serán considerados significativos en un caso, pero no en el otro?

3) Si aparecen rastros genéticos de persona o personas diferentes a A, ¿se considerarán dichos rastros evidencia de la participación de esas personas en el crimen? ¿O eso solo ocurrirá si los rastros son de una persona determinada?

4) Si aparecen esos hipotéticos rastros genéticos no identificados, ¿se  tratarán de identificar?

5) En caso de que sean identificados de forma automática, a partir de los datos que ya se tienen, ¿pasaran esas personas a ser sospechosas? ¿se los interrogará? ¿se investigará y preguntará en su entorno?

En resumen, la gran pregunta que hay que contestar previamente es, ¿sólo se considerarán significativos los resultados si apuntan en una dirección determinada? Porque claro, me temo que si los resultados apuntan hacia A, serán evidencia de su implicación, la custodia de las piezas habrá sido exquisita y habrá una relación directa e incontestable entre rastros genéticos e interpretación.

Pero si no aparecen rastros de A, bueno, eso no demostrará nada, ya se sabe…, era lo que había, no sé de que se sorprende nadie… Y si aparecen rastros de otras personas, pues es que ha pasado mucho tiempo, mucha gente ha manipulado las pruebas, el ADN puede haber llegado accidentalmente de diferentes forma, no merece la pena profundizar…

Me da la impresión de que esas pruebas de una sola dirección, de o gano o empato, no parecen muy propias de un sistema judicial del primer mundo. Pero claro, es solo mi modesta opinión.

Quedamos, pues, a la espera de los resultados, de si hay milagro, y de lo que tengan a bien informar. O no informar.