INTRODUCCIÓN
 
Raquel G. es el objetivo de algunos de los más feroces ataques desde el entorno de la acusación. La difaman con mentiras e infundios, animando además a sus esbirros para que la confronten en su lugar de trabajo, algo realmente abyecto, pero acorde con los personajes que están detrás de esa campaña.
 
Según difaman, Raquel habría mentido al declarar que vio a Medina en el supermercado en momentos muy cercanos a la hora de salida, algo que de ser cierto implica la imposibilidad de que él fuera el autor del doble crimen. Sobre la motivación para esa supuesta mentira han estado dando palos de ciego y mintiendo, a partes iguales. Han señalado que Raquel y Medina habían sido novios durante diez años, olvidando informar de que habían roto definitivamente dos años antes del crimen, y que cuando ella declaró en el juicio llevaban seis separados.
 
Posteriormente, y como lo anterior tan solo parecía convencer a los más sectarios, optaron por la patraña directa, afirmando que Raquel y Medina habían retomado su relación a partir de octubre de 2017. Esto, que es una invención pura, fue difundido por periodistas tontorrones y otros personajes con pocas luces, que creyeron así obtener una motivación para el sentido de la declaración de la testigo. Porque ese ha sido siempre el talón de Aquiles de los que afirman que Raquel ha mentido, la falta de un móvil. Han sido incapaces de presentar una razón creíble para ese alegado perjurio, y de ahí las mentiras e invenciones.
 
El análisis de las declaraciones de Raquel nos proporcionará una excelente panorámica de como se construyó el caso contra Francisco Javier Medina, y en último término quedará claro que quien tiene que dar explicaciones no es ella, sino la UCO, la fiscalía y la Juez de Instrucción.
 
Trataré por separado las dos cuestiones más polémicas (la estancia de Medina en el supermercado, por un lado, y su comportamiento y carácter, por otro), pero trataré de seguir un orden cronológico en cada una de ellas. He colocado al final del escrito, en forma de apéndice, unos breves apuntes que tratan de explicar como funcionan y se reflejan en papel los interrogatorios verbales, policiales y judiciales. Iba a ser una introducción, pero me han convencido de que es aburrido y espantaría a muchos lectores, así que lo dejo para el final. De todos modos, recomiendo su lectura antes de continuar.
 

1ª PARTE: ¿DÓNDE ESTABA MEDINA A LA HORA DEL CRIMEN?

 
Es el punto decisivo de este caso. Si Francisco Javier Medina estaba en el supermercado a la hora de salida, sobre las diez de la noche, es evidente que no pudo ser el autor del crimen, cometido aproximadamente a esa hora.
 
Los agentes de la UCO verificaron muy pronto (se supone que son muy buenos y que hacen bien su trabajo) que Medina había estado en su lugar de trabajo y ya no fue considerado seriamente como sospechoso. Pero cuando los resultados del laboratorio indicaron que había ADN suyo en tres toallas, decidieron que él era el culpable, y a intentar persuadir de eso a los demás dedicaron todo su esfuerzo, aunque ello significara poner en duda su trabajo anterior.
 
Y es que no se puede sostener a la vez que la UCO investigó muy bien el caso y que Medina no estaba trabajando. Si se afirma que Medina no estaba en su lugar de trabajo, entonces hay que admitir que la UCO se equivocó gravemente a la hora de verificarlo, y podemos dudar de todas las verificaciones realizadas sobre donde estaban otros posibles sospechosos. Si queremos sostener que son grandes investigadores, entonces verificaron correctamente en su momento el paradero del Francisco Javier Medina, y lo que hay que explicar es el cambio posterior. Pero hay que elegir, las dos cosas a la vez no pueden ser.
 
Algunos desde el entorno de la acusación están afirmando, en fechas recientes, que Medina fue el principal sospechoso de la UCO desde el primer momento. Es rotundamente falso, y además contradice a la propia UCO, pero de todos modos es muy fácil de demostrar la falsedad de la afirmación, una mas, y lo haré de forma contundente en un próximo escrito.
 
Podemos ya intentar analizar lo declarado por la testigo Raquel G. Esta prestó declaración antes del juicio en tres ocasiones, las dos primeras ante la Guardia Civil, y la tercera ante la Juez de Instrucción.
 
1) Declaración ante la UCO, el 4 de mayo de 2013, una semana después del crimen.
 
2) Declaración ante la UCO el 18 de junio de 2014, una semana antes de la detención de Francisco Javier Medina.
 
3) Declaración en el juzgado el 26 de septiembre de 2014, cuando Medina llevaba 3 meses encarcelado.
 
 
 
Primera declaración ante la UCO. 4 de mayo de 2013
 
Transcurrida una semana desde el crimen, la UCO realizó una entrevista bastante corta y centrada en otros asuntos, y ya al final de la misma:
 
PREGUNTADA por el turno de trabajo en el que desarrollo su labor en Mercadona.
 
MANIFIESTA que como debía una tarde de sábado a una compañera con la cual había hecho un cambio anteriormente, comenzó su jornada ese día a las 19:00 horas, coincidiendo por lo tanto con Marianela y Francisco Javier. Finalizo su jornada a las 22:00 horas al igual que todos sus compañeros, no marchándose nadie anteriormente a esa hora, que esto lo suele controlar el coordinador de empleados, José Luís Araixa. Ella se fue la última junto con otros dos compañeros, Alfonso y Josefi, marchándose sobre las 22: 15 horas. Ella no se percató del momento en el que se fueron Marianela y Francisco Javier, pero seguro que no pudo ser antes de las 22:00 horas. 
 
Parece evidente que todas estas respuestas no corresponden a la única pregunta que las antecede, sino a varias preguntas encadenadas, cuyo formato real tan solo puede ser conjeturado a partir de las citadas respuestas. (ver Apéndice)
 
En algún momento le preguntaron a Raquel si se marchó alguien antes de la hora, y ante su respuesta negativa, parece que le preguntaron sobre quien controlaba eso. Su respuesta es errónea, ya que el jefe de la tienda se marchaba casi siempre antes de la hora de salida del resto. Casi al final le preguntaron si se había fijado en el momento en que habían salido Marianela y Francisco Javier, respondiendo ella que no, añadiendo a continuación un sorprendente: pero seguro que no pudo ser antes de las 22:00 horas, que da la impresión de que es una añadido final, cuando es casi seguro que fue la respuesta a una nueva pregunta: Pero, ¿pudieron haberse marchado antes de las diez?, o algo similar. Y falta la pregunta que cualquiera haría a continuación, ¿cómo lo sabe?, o bien, ¿por qué está tan segura? Nos falta el contexto, y Raquel no recordaba, más de un año después, a que se debía esa respuesta, sin descartar que su seguridad fuera porque los había visto poco antes de salir. 
 
Hay que señalar algo determinante para la correcta comprensión del asunto, y es que Raquel estuvo trabajando en la carnicería desde algún momento posterior a las 21:30, hasta el momento en que salió, sobre las 22:15 horas. Como desde la carnicería no se podía ver la salida, no pudo ver salir a nadie más que los que salieron junto a ella. Ni a Medina, ni a Marianela, ni al resto. Pero que no los viera salir no significa que no los viera justo antes de salir.
 
Y es que, y debemos tenerlo en cuenta para más adelante, los investigadores no le preguntaron si había visto a Medina o a Marianela entre las 9 y las 10 de la noche, seguramente porque daban por hecho que los había visto. Considero bastante probable que de algunos comentarios durante la entrevista extrajeran la conclusión de que ella los había visto allí dentro poco antes de salir. En caso contrario, no tiene sentido que no le preguntaran directamente por ello.
 
Declaración ante la UCO. 18 de junio de 2014
 
A diferencia de la primera entrevista, en la que estaban dando palos de ciego, en el momento de esta segunda entrevista con Raquel, los miembros de la UCO ya tenían un objetivo único: Francisco Javier Medina. La declaración de la testigo se enmarca en una ronda de entrevistas previa a la detención del sospechoso, en la que los agentes trataban de obtener información que confirmase su caso, pero, y esto es lo más importante de todo, sin que apareciese información que lo pudiera echar a perder. 
 
Las preguntas que realizaban estaban dirigidas a obtener ciertas respuestas, y además a no obtener otras que serían, digamos, peligrosas. Debemos tener esto siempre presenta a la hora de analizar las declaraciones de Raquel y los demás testigos que prestaron declaración en los días previos a la detención.
 
Esta segunda declaración se centró en su relación con Medina, y en sus relaciones y conflictos con Miguel Ángel y Marianela. Tan solo al final, y tras repetir prácticamente lo mismo que en la primera en cuanto a su trabajo de última hora en la carnicería, y la hora a la que salió y con quien salió, se le preguntó:
 
PREGUNTADA: Si recuerda qué personas se encontraban con ella cuando finalizó su turno en Mercadona el día 27/04/13 y como se fueron cada una, así como si observó a alguna persona merodeando por las inmediaciones.
 
MANIFIESTA: Que como ha dicho, salió la última en unión de Josefi y de Alfonso, saliendo por la puerta del almacén, junto con el Gerente B, desconociendo quienes salieron antes y en qué orden. Del mismo modo, no vio a nadie merodeando por las inmediaciones del supermercado.
 
Esta es la gran polémica sobre las declaraciones de Raquel. Responde que no sabe quien salió antes que ella, cuando por respuestas anteriores debería estar claro para sus entrevistadores: ¡Todos los demás! Por la misma razón, la pregunta en cuanto al orden de salida está de más. Incluso obviando la respuesta a la pregunta anterior, ya ha declarado más de una vez que estuvo todo el tiempo en la carnicería, y desde allí no se puede ver la salida, por lo que es imposible que viera a nadie salir, y por tanto, que supiera en que orden lo habían hecho. Parecen preguntas preparadas expresamente para evitar respuestas no deseadas. En ese momento ya no es una investigación para descubrir la verdad. 
 
Es muy fácil de entender cuando se quiere entender. Raquel no vio salir a nadie porque no podía ver salir a nadie, y nunca pretendió tal cosa, ni antes ni después de esta declaración. Lo más importante no son las preguntas efectuadas, o las respuestas que ofreció ella, lo más importante son las preguntas que NO se hicieron. De nuevo, no se le preguntó si había visto a Francisco Javier Medina en el supermercado, algo realmente notable. Está claro que temían la respuesta, y que como sospechaban que no les iba a gustar, decidieron no hacerla, al menos oficialmente (ver Nota). No es un caso aislado, porque a ninguno de los testigos se les preguntó, pero este es un caso especialmente llamativo, porque ella era una testigo clave. 
 
(Nota: Estoy suponiendo que realmente no se le preguntó a Raquel si había visto a Medina y Marianela a última hora, porque no está reflejado en el acta de la entrevista. Ella cree que sí se le preguntó, o que al menos se habló de ello, pero como no quedó reflejado en las actas y no hay pruebas, ahí lo dejamos)
 
La posible excusa de que de hacerlo podrían haber dado pistas sobre detrás de quien iban, y poner en peligro su caso, no se sostiene. En primer lugar porque podrían haber preguntado si había visto a Medina junto con preguntas sobre si había visto a otras personas, lo que eliminaría ese peligro, y en segundo lugar porque no tuvieron inconveniente en hacerle a Raquel multitud de preguntas sobre su ex novio, lo que ya la habría podido poner en guardia.
 
No, la razón es que habían decidido culpar a Medina, y no querían que alguien dijera haberlo visto allí cuando no debía estar. Ya tenían el problema de Marianela, que afirmaba haberlo visto salir, así que como apareciesen una o dos personas más, el caso se les podía venir abajo. Para evitar riesgos, mejor no preguntar; ojos que no ven, corazón que no siente. Me imagino el estupor de muchos lectores al darse cuenta de que decidieron detener y culpar a una persona sin preguntar a ninguno de los posibles testigos si lo habían visto, pero es lo que se hizo, ni más ni menos.
 
Pero esa ronda de entrevistas permitió a los investigadores de la UCO conocer, o intuir, quienes podían ser un problema y quienes podían jugar a su favor. Así que cuando se efectuaron las nuevas entrevistas tras la detención del sospechoso, se eligió cuidadosamente a quien llamar. No a alguien como Raquel, que junto con Marianela era la persona que con más probabilidad podría dar cuenta del paradero de Medina esa noche. No a ella, o a otros posibles testigos que podrían dar respuesta inconvenientes, se eligió a unos pocos trabajadores del Mercadona, entre los más de veinte que trabajaron en aquel turno. Seguramente aquellos que sabían, o intuían, que no iban a decir nada que los pusiera en aprietos. 
 
La acusación pretende que esa segunda declaración de Raquel implica que no vio a Medina dentro del supermercado durante esa última media hora crítica, pero si eso fuera cierto, carece de sentido que no la llamaran de nuevo a declarar, y que tuviera que hacerlo meses después a petición de la defensa. Si de su entrevista hubieran deducido que no lo vio, no habrían dudado en llamarla, porque era el único testimonio que podría contrarrestar el del Marianela. ¿Por qué no lo hicieron entonces? Creo que es muy fácil de explicar, porque o bien les había dicho que lo había visto, o bien lo dedujeron de algunas de sus respuestas. En cualquier caso, es seguro que no entendieron que su testimonio perjudicara a Medina.
 
No fue hasta su tercera declaración, ya en septiembre de 2014, 17 meses después del crimen, y cuando el sospechoso llevaba 3 meses en la cárcel, cuando alguien le preguntó por primera vez, de forma oficial, si había visto a Francisco Javier Medina en los momentos previos a la salida del supermercado. Una de las testigos clave, y se les había olvidado hacerle la pregunta decisiva.
 
 
Declaración en el Juzgado. 26 de septiembre de 2014
 
Finalmente alguien le preguntó a Raquel si había visto a Marianela y Fran esa tarde entre las 19:00 y las 22:15, horario en el que estuvo en la tienda. A Marianela la vio al entrar, pero después ya no la vio mientras estuvo en la caja, hasta aproximadamente las 21:25, ya que ambas estuvieron en líneas de caja distintas. A Medina lo vio pasar varias veces.
 
Cuando cerraron las cajas le preguntó al encargado si iba a su sección habitual (panadería), pero este le dijo que fuera a carnicería, que allí necesitaban ayuda. Afirmó que llegó a carnicería sobre las 21:40 o 21:45, 
 
Desde allí pudo ver claramente, en varias ocasiones, tanto a Medina como a Marianela, trabajando en las estanterías, entre las 21:40 y las 22:00. Desde su posición se veía todo el pasillo que llegaba hasta la puerta que daba acceso a los dos almacenes. Afirmó que la limpieza de las bandejas de carnicería la efectuaba de espaldas al pasillo, pero añadió enseguida que para colocarlas se tenía que girar continuamente, pudiendo ver por tanto a quien pasaba por el pasillo, o a quien estaba trabajando en las estanterías. 
 
La clave es pudiendo. Podía ver a cualquiera si en ese momento estaba mirando hacia la tienda, o podía no ver a alguien si cuando pasaba estaba de espaldas. Ella afirmó haber visto pasar a Medina por el pasillo muy poco después de las 22:00 horas. Es importante insistir en que Raquel no vio salir, o sea, abandonar el supermercado, ni a Medina ni a nadie. Ella tan solo pudo ver como pasaba por el pasillo que daba acceso a los almacenes, desde donde se salía. 
 
Resumiendo, Raquel pudo ver claramente a Francisco Javier Medina poco antes de las diez de la noche, trabajando en las estanterías, y lo pudo ver claramente poco después de las diez, atravesando el pasillo que llevaba a los almacenes. Cuando finalmente se le efectuaron las preguntas adecuadas, pudo responder con claridad, al menos con toda la claridad posible después de 17 meses.
 
El Juicio
 
La declaración de Raquel durante el juicio fue muy similar a esta última en el juzgado. El fiscal y los abogados de la acusación trataron de poner en duda su testimonio, pero no resultó del todo bien. El Fiscal, sobre todo, fue especialmente tímido, probablemente porque no quería que saliera a relucir que nunca le habían llegado a preguntar oficialmente a una testigo clave por el paradero del sospechoso, y que había tenido que hacerlo la defensa. Las acusaciones trataron de desacreditar su testimonio, incidiendo en el hecho de que ella no recordara a otras personas, aparte de Marianela, Medina y los que habían salido con ella. 
 
Pero eso era una estrategia endeble, porque el jurado, y cualquier observador imparcial, podía entender la razón por la que se había fijado en ellos y no en otras personas. La absurda hipótesis, tímidamente propuesta, de que ella podría cometer perjurio debido a su relación de diez años con el acusado no se sostiene, y el jurado no se la creyó. En primer lugar porque habían roto definitivamente más de dos años antes, y en segundo lugar porque no tenían ninguna relación, ni siquiera se hablaban. 
 
Una vez que los miembros del jurado se hicieron cargo de la relación que unía a la testigo con Marianela y Medina, entendieron enseguida la razón por la que su testimonio era fiable en cuanto a ver al acusado. Marianela y Raquel eran las dos testigos a las que no se les habría pasado donde estaba la otra, y donde estaba Francisco Javier Medina.
 
Raquel insistió durante el juicio en que ella no controlaba donde estaban ella o él, pero lo cierto es que todos, incluidos los jurados, entendieron lo que ocurría: 
 
Yo no lo controlaba, pero para mí no era agradable…
 
Aunque yo no la controlara. Pero se las daba de “aquí estoy yo” (refiriéndose a Marianela)
 
Estaba temiendo un enfrentamiento, como los que habían ocurrido ya, y por eso no dejaba de fijarse en ellos. De hecho, Marianela era perfectamente consciente de la presencia de Raquel, y no dejó pasar la ocasión de hacerse notar.
 
Hay que señalar que hubo bastante confusión en las preguntas de los abogados y las respuestas de Raquel, y a veces parecían estar hablando de cosas distintas. La culpa fue, en este caso, de la Magistrado Presidente, que negó una pretensión más que razonable de la defensa, la de que se mostrara un plano del supermercado durante la declaración de Raquel, para que pudiera ir indicando dónde estaba ella trabajando, dónde vio a Medina, dónde estaba Marianela, …etc. Porque ella conocía bien la distribución del supermercado, pero los jurados y algunos abogados no, y eso explica algunas preguntas y respuestas. 
 
Además, hubo cierta confusión en cuanto a lo que le estaban preguntado a Raquel durante el juicio, ya que en ocasiones no se distinguía bien entre tres momentos claramente definidos: 
 
-La salida, que ella no pudo ver desde su posición.
 
-El intervalo inmediatamente anterior a la salida, entre las 22:00 y las 22:05.
 
-Entre las 21:40 y las 22:00, mientras podía ver desde la carnicería a sus compañeros trabajando.
 
Algunos abogados, cuando preguntaban, no precisaban correctamente a cual de estos momentos se estaban refiriendo, y ella respondía a lo que interpretaba que le preguntaban. Si unimos a esta confusión la confusión de fiscal y abogados al no tener un conocimiento adecuado sobre la distribución del supermercado, el resultado fue el previsible, un interrogatorio confuso.
 
 
MEDINA ESTABA EN EL SUPERMERCADO A LA HORA DEL CRIMEN
 
No hay contradicción entre las distintas declaraciones de Raquel G. No le hicieron las preguntas adecuadas, en un caso, y evitaron hacérselas, de forma deliberada, en otro. Vio claramente a Francisco Javier Medina en el supermercado, en varios momentos entre las 21:40 y probablemente las 22:00, y finalmente en algún momento cercano a las 22:05, dirigiéndose al almacén de salida.
 
Sus declaraciones se complementan con las de Marianela, que lo vio en dicho almacén de salida, lo vio saliendo, lo vio delante de ella, y lo vio subirse a su coche. Las dos únicas personas con motivo para recordar la situación de Medina lo recordaban con claridad, y lo vieron varias veces, en varios lugares, dentro y fuera del supermercado, entre las 21:40 y las 22:09. 
 
Que después convencieran a Marianela para que cambiara su testimonio, y que  quieran poner en duda el de Raquel, no oscurece el hecho de que, para cualquier persona imparcial, la evidencia que sitúa a Francisco Javier Medina dentro del Mercadona a la hora del crimen es concluyente y definitiva.
 
 
EL PERIODO INTERMEDIO
 
No quiero dejar de referirme a lo sucedido entre el 18 de junio (declaración ante la UCO) y el 26 de septiembre (declaración en el juzgado), porque resulta muy instructivo. Hemos visto como no volvieron a llamar a declarar a Raquel tras la detención de Medina, probablemente porque sabían, o sospechaban, lo que iba a decir.
 
El problema para la fiscalía y la Juez de Instrucción es que supieron muy pronto que Raquel afirmaba haber visto a Medina en la tienda en el horario crítico, y a pesar de ello, decidieron no hacer nada, demostrando así que el objetivo no era hallar la verdad.
 
Pocos días después de la detención de Medina, el 8 de julio, Marianela declaró en el juzgado y le dijo a la Juez que le habían dicho que Raquel afirmaba haber visto a Medina en el Mercadona. Marianela no sabía a qué franja horaria se refería Raquel, pero cualquiera podía entender que tenía que tratarse de una hora crítica, ya que casi todo el mundo había visto a Medina en el supermercado esa tarde.
 
¿Qué hizo la Juez ante esa información decisiva? Nada. Con el sospechoso en la cárcel, no hizo nada durante más de dos meses y medio. Solo ante la insistencia de la defensa, y a finales de septiembre, se dignó por fin a permitir que la testigo hablara. Eso sí, para entonces Marianela se había puesto en formato donde dije digo, digo Diego, y comenzaron a convencerla de que tal vez no lo había visto en tal sitio, y después tal vez tampoco en este otro… Ya se sabe el resultado: de nuevo quedaba un solo testigo del paradero de Medina a las diez de la noche.
 
Póngase el lector en la situación de un juez y un fiscal que buscan la verdad ante todo. Hay unas pruebas de ADN confusas, pero que sirven para mandar a prisión a una persona, pese a que hay una testigo que lo sitúa en otro lugar en el momento en que se cometía el crimen. Y unos días después de enviarlo a prisión, durante los interrogatorios, un testigo ofrece información de que Raquel G está afirmando haber visto al encarcelado en su lugar de trabajo, probablemente cerca de la hora de salida. ¿Que harían ustedes? Supongo que llamarla a declarar de inmediato para aclarar el tema y encontrar la verdad, tratar de averiguar si la persona encarcelada pudo cometer el crimen. Dos testimonios, claramente independientes y no relacionados, de que Francisco Javier Medina estaba en su lugar de trabajo, habrían sido demasiado, así que se supone que era del máximo interés llamarla a prestar declaración.
 
Pues no. Juez y fiscalía no la llamaron, algo realmente inaudito. Lo que hicieron fue dejar pasar el tiempo mientras tenía lugar el trabajo de zapa psicológica sobre Marianela. Y resultó, porque para cuando por fin le tomaron declaración a Raquel, Marianela ya había cambiado su versión.
 
 

2ª PARTE:. EL CELOSO

 
Al igual que se puede afirmar que no hay contradicción en las declaraciones de Raquel sobre si vio a Medina en los momentos previos a la salida, hay que reconocer que sí la hay respecto a un tema en concreto. No sobre el carácter de su ex-novio, al que siempre ha descrito como tranquilo y nada celoso. Sin embargo, hay algunas contradicciones entre lo que refleja la segunda declaración ante la UCO, y la efectuada en el juzgado. Concretamente, ante la UCO:
 
… y las discusiones entre la dicente y MEDINA eran más intensas, llegando MEDINA a dar portazos y puñetazos a las paredes, rompiendo la relación· definitivamente hace 3 años.
 
Sin embargo, en el juzgado, negó lo anterior, reflejando únicamente que alguna vez, cuando estaban comiendo y discutiendo, Fran había dado un puñetazo en la mesa. Durante el juicio se trató de resaltar esa discrepancia, y posteriormente, desde el entorno de la acusación se le ha dado una importancia desmesurada. 
 
Durante el juicio, y cuando se le planteó que había declarado eso ante la UCO, Raquel pidió permiso para explicarlo. Una sorprendida y dubitativa Juez le concedió inicialmente permiso, pero la cortó de inmediato, sin siquiera dejarla terminar ni la primera frase. Dijo la Juez, para justificar dicha interrupción, que la testigo había declarado lo mismo en sede judicial que en aquella declaración ante la UCO. Se equivocaba, porque en sede judicial había negado lo dicho ante la UCO, y tan solo se había referido al puñetazo en la mesa, pero el caso es que a Raquel no se le permitió contar lo ocurrido, y la versión que quedó es que ella declaró una cosa y después se retractó.
 
Bueno, hemos visto en este caso retractaciones muchísimo más grandes e importantes, y cambios de versión radicales, al lado de las cuales esta parece ridícula, pero no está de más explicarla, para no dejar ni un cabo suelto.
 
LA DECLARACIÓN
 
Esa declaración de Raquel ante la UCO, el 18 de junio de 2014, fue una pesadilla para ella. Durante más de una hora le insistieron, de forma vehemente, para que describiera a Medina como una persona celosa y violenta. Como ella no lo hacía, aumento la frustración de ellos, que con no muy buenos modales le hacían multitud de preguntas, ofreciendo a veces también las respuestas. Ella estaba incómoda, nerviosa, y tan solo quería salir de allí como fuera. Sin embargo, cuando por fin le trajeron la declaración para que la firmara, pudo leer que se afirmaba que ella había dicho que cuando Medina se enfadaba, rompía paredes y puertas a puñetazos.
 
Pese a su estado, dijo que eso no lo firmaba, que ella no lo había dicho. Los agentes modificaron la declaración, dejando claro que no estaban nada contentos, y cuando le presentaron una declaración en la que simplemente daba puñetazos y portazos, sin romper nada, acabó firmando, pese a que la interpretación de los agentes no se correspondía con lo que ella había contado. Agobiada, decidió que era hora de finalizar aquello. No le quedó buen cuerpo por haber firmado, pero tampoco creyó que fuera tan importante. Hoy nos parece evidente el significado, pero en aquel momento nadie sabía que en unos días iban a detener a Medina.
 
 
EN RESUMEN
 
-Raquel no se contradijo en sus declaraciones. Simplemente, no le hicieron las preguntas apropiadas, y no fue algo casual, sino deliberado para no obtener una respuesta no deseada.
 
-Fue sometida a un intenso interrogatorio de una hora, en la que los mismos agentes que no tuvieron ocasión para preguntarle si había visto al sospechoso, se empeñaban una y otra vez en que describiera a su antiguo novio como celoso y violento. Ese parecía ser su único objetivo.
 
-No se la llamó a declarar tras la detención del sospechoso, probablemente porque sabían que iba a declarar haber visto a Medina.
 
-En cuanto se enteró de que decían que Medina se había marchado antes de hora del supermercado, empezó a contar, de inmediato, que lo había visto dentro a última hora.
 
-La Juez, pese a tener noticia de ello, decidió no llamarla a declarar hasta diez semanas después.
 
-Sus declaraciones coinciden y se complementan con las de Marianela.
 
-Cuando por fin se le preguntó correctamente, pudo responder sin problemas y de forma convincente. 
 
 
Resulta evidente el porqué de los ataques contra Raquel, y los pocos disimulados intentos para tratar de asustarla e intimidarla. Pero no es ella quien debe dar explicaciones, como hemos visto. Debe ser la UCO quien explique por qué nunca le preguntó a Raquel por el paradero de Francisco Javier Medina. Debe ser la Juez de Instrucción la que explique por qué no la llamó a declarar cuando tuvo noticia de que afirmaba haber visto a Medina.
 
El caso de Raquel y como se trataron sus declaraciones nos muestra perfectamente como se desarrolló la investigación y el encarcelamiento de un inocente. 
 
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APÉNDICE
 
Una muy breve introducción sobre como interpretar el formato en que se nos presentan las declaraciones policiales y judiciales. Si alguien cree que las preguntas y respuestas que constan en los documentos son transcripciones fieles de las preguntas y respuestas de testigos, acusados, detectives y abogados, se equivoca. Nunca, o casi nunca, ocurre eso.
 
Lo que encontramos casi siempre es la versión del redactor sobre lo que se ha preguntado y respondido. Algunas veces, las menos, el redactor utiliza un formato que trata de aproximarse al intercambio real entre interrogador e interrogado, pero habitualmente no se toma tantas molestias, reflejando la entrevista según su entender. Generalmente fusionan las respuestas a varias preguntas en una sola respuesta a una sola pregunta, que es a su vez la unión de varias preguntas o una pregunta y varias subpreguntas. 
 
Algunos llevan el laconismo al extremo de apenas reflejar preguntas, y ofrecer tan solo su versión de las respuestas, mientras que otros se limitan a reflejar preguntas concisas y a concentrar las respuestas. En algunas declaraciones judiciales, a continuación de un genérico A preguntas del letrado xxxx manifiesta: se puede enlazar diez o quince respuestas en un sólo párrafo, sin que se refleje ni una sola de las preguntas correspondientes.
 
A veces encontramos que ante una pregunta simple de un investigador el interrogado responde con una larga parrafada donde trata varios temas. En ese caso estamos ante una redactor que refleja tan solo la pregunta inicial, o una versión de ella, y omite todas las preguntas que van surgiendo, dando la falsa impresión de que el entrevistado está respondiendo por su cuenta a cuestiones que no se le han planteado. Por otra parte, hay expresiones y frases que difícilmente son utilizadas por la mayoría de los testigos, y que son la versión del redactor de lo que ha respondido el testigo, o, y esto es importante, de su interpretación personal de una o varias respuestas. Esa interpretación personal puede ser totalmente honesta y estar condicionada únicamente por la capacidad y la habilidad de la persona que la efectúa. Pero puede ser bastante tentador utilizar esa autoridad para para proporcionar cierto sesgo, un empuje direccional, a la redacción. 
 
Omitir ciertas preguntas realizadas, dar una versión estilizada de la, o las respuestas ofrecidas, ocultarlas incluso, … son muchas las oportunidades, y las tentaciones, para resaltar algunas preguntas o respuestas y oscurecer otras. Por otra parte, el hecho de apenas reflejar preguntas, o incluso no hacerlo, provoca que no exista una relación unívoca  entre una respuesta y su presumible pregunta. Así, para determinadas respuestas, son posibles varias preguntas, dejándonos en ocasiones con la duda de a qué pregunta ha respondido realmente un testigo. 
 
Hay casos donde incluso lo que parecen preguntas y respuestas reales, nos engaña. Un ejemplo:
 
PREGUNTADO: Si conoce los motivos por los cuales se están instruyendo las Diligencias Previas antes citadas. 
MANIFIESTA: Sí, que son con ocasión de la muerte de Miguel Ángel y su hija María. 
 
Aquí tenemos un modelo que intenta reflejar una estructura formal de pregunta respuesta, pero no es más que una ilusión. La misma pregunta y respuesta consta en decenas de declaraciones, y salvo que supongamos que se les hizo a todos la misma pregunta (posible) y que todos dieron exactamente la misma respuesta (imposible), tenemos que concluir que la respuesta es un modelo prefabricado que se coloca en lugar de las respuestas reales de los testigos.
 
Esta variedad de formatos provocan que resulte difícil interpretar correctamente una declaración sin un conocimiento adecuado del contexto, de las circunstancias del caso, e incluso de las declaraciones de otros testigos.