El asesinato de Sheila Barrero (III): El coche en la curva

INTRODUCCIÓN

Lo extraño de este crimen provocó que desde el primer día se comenzaran a proponer hipótesis, tantas y tan variadas, que un periodista lo tituló como el asesinato de las mil hipótesis. Se ha propuesto casi de todo: Un crimen pasional o un crimen por venganza; una ejecución o el resultado de un incidente imprevisto; obra de un conocido o de un desconocido; una venganza contra Sheila o contra alguno de sus familiares; un intento de agresión sexual; un crimen con Sheila como objetivo o un crimen al azar, algo parecido al conocido como el crimen del rol; planificado o casual; interceptada en la Collada o en ruta; entrada en el coche forzada o la víctima dejó entrar a su asesino. Y podríamos seguir.

Los investigadores consideraron desde el principio que estaban ante un crimen cometido por alguien muy cercano a Sheila, aunque mas adelante consideraron otras opciones. Para ellos se trataba probablemente de algún exnovio, alguna relación, o algún amigo frustrado por un rechazo. Tal vez un intento de secuestro / agresión sexual, o un crimen por venganza, odio o despecho. Otros, por contra, creen que la búsqueda en el entorno de Sheila no lleva a ningún sitio, y que este tipo de crimen, que parece una ejecución, se escapa del ámbito de unos chavales de la zona, la mayoría de los cuales ni siquiera había cumplido 20 años.

Se han propuesto muchas cosas, pero ninguna parece del todo convincente. Me consta que algunas personas se plantearon incluso si no podría haber alguna relación con el 11-M. La Collada está justo en el acceso a una mina a cielo abierto, donde se utilizaban explosivos.

También podría tratarse de un admirador secreto, alguien frustrado cuando, tras semanas o meses de fantasías, el día que se decide a hablar con ella es rechazado o ignorado. En el domicilio familiar se estuvieron recibiendo durante el verano anterior llamadas con número oculto, en las que una persona que Sheila no conocía la halagaba y decía que la veía por Villablino. Ella no sabía quien era y se ponía al teléfono para tratar de averiguar su identidad, sin resultado.

Poco antes del verano de 2003 Sheila le comentó a una persona de su entorno que la mosqueaba encontrarse casi todos los domingos, cuando regresaba a Degaña desde Villablino, con un todoterreno. Cuando esta persona le preguntó durante las navidades si se seguía encontrando con el todoterreno, respondió que ya no lo veía. Es posible que no fuera nada relevante, tal vez alguien que solía ir a su finca los domingos en ese horario, y que en ocasiones coincidía. Pero también resulta interesante, porque Sheila no regresaba siempre a la misma hora. No se sabe si se investigó en condiciones, o siquiera si se investigó.

Se podría debatir durante horas sobre unas y otras posibilidades, pero ese tipo de análisis tiene muchas limitaciones, y acaba llevando a callejones sin salida. Voy a tratar de esquivar las preguntas ¿quién?, o ¿por qué?, y centrarme en el ¿qué? Pero antes de eso, voy a tratar de explicar lo que no se ha hecho durante estos años.

LAS ALTERNATIVAS

Cuando un cuerpo policial considera que un caso está policialmente resuelto, aunque no lo esté judicialmente, no se investigan otros sospechosos ni hipótesis alternativas, salvo que se vean obligados por evidencia incontestable, e incluso así se manifiestan comportamientos dudosos. Recuerden la actitud ante la aparición de evidencia de que Dolores Vázquez era inocente de la muerte de Rocío Wanninkhof. Desde 2004 no se ha investigado ninguna otra posibilidad en el crimen de Sheila Barrero, algo que se habría hecho, sin duda, si el caso se hubiera considerado como pendiente de resolución. Este es uno de los problemas que se presentan cuando un caso es propiedad de un cuerpo policial para siempre, lo que desincentiva, por razones obvias, cualquier intento de algún miembro de ese cuerpo para estudiar otras opciones diferentes a la que sus jefes jerárquicos han sentenciado que es la correcta.

Y líneas de investigación alternativas ha habido. No solo las que se investigaron débilmente o de forma inadecuada en 2004, sino otras que surgieron posteriormente. De las primeras no comentaré nada, pese a que hay algunas objetivamente muy interesantes, porque implicaría exponer a personas que son inocentes en su mayoría, o todas. Y aunque no de forma apropiada, la mayoría de esas líneas al menos fue considerada. De las segundas, las que aparecieron años más tarde, sí presentaré un par de ejemplos.

EL CRIMINAL CERCANO

Una de esas alternativas que se podrían haber habrían investigado es la de la José Manuel Álvarez, autor de un terrible triple crimen en Degaña en 2011, siete años después del asesinato de Sheila. La tipología del crimen es muy diferente, ya que José Manuel atacó con saña a la familia Brugos, asesinando a cuchilladas al padre y hermano de su exmujer, así como a la nueva pareja de esta, e hirió de gravedad a su exmujer y su madre. No hay dudas de su autoría, y el motivo parece claro: No aceptaba la nueva vida de ella, y que otro hombre hubiera ocupado su papel en el núcleo familiar, y atacó en un acceso de ira y rabia. Además, el crimen de Sheila se cometió en el alto de Cerredo, y José Manuel asesinó a sus víctimas 7 años después en Degaña, a 12 kilómetros de allí.

Sin embargo, hay una serie de relaciones espaciales, sociales y laborales entre los Brugos, los Barrero y José Manuel Álvarez que no se pueden ignorar. Hay que volver a indicar que si se considera el caso cerrado, todo lo que se va a exponer carece de importancia, pero para los que consideren que el caso no está resuelto, hay varios elementos a considerar.

José Manuel era conocido en Degaña porque iba con frecuencia a buscar a su entonces novia. Lo hacía en moto, y algunos chavales del pueblo, en plan de mofa, lo llamaban Renegado, por una serie de televisión de los 90. Después, tras casarse, regresaría con frecuencia para visitar a sus suegros. Elías, el padre de Sheila, había trabajado con el cabeza de familia de los Brugos y era buen amigo de este. Porque además de ser compañeros de trabajo, eran vecinos. La casa de los Brugos, donde José Manuel cometió el triple crimen, estaba muy cerca de la de los Barrero, apenas a 150 metros.

Pero más interesante todavía es que, como contó el mismo Elías a la prensa, había trabajado 11 años en la mina con José Manuel. Y no solo eso, José Manuel había trabajado a las órdenes de Elías, hasta que este se jubiló. No hay más datos sobre posibles relaciones de Sheila o sus hermanos con los Brugos o José Manuel, pero sería el tipo de investigación que se habría realizado si los encargados de hacerlo no fueran los mismos que estaban diciendo que el caso de Sheila estaba resuelto.

Pese a que se piense lo contrario, los asesinos no son muy frecuentes, y saber que en el entorno laboral, social y geográfico de la familia de Sheila había alguien que en unos años cometería un crimen terrible habría merecido más atención. Es posible que después no se encuentre nada de lo que tirar, pero al menos hay que intentarlo.

EL MULTICRIMINAL

Una colaboradora, Mar, ha llamado mi atención sobre un personaje con una carrera criminal larga y de gran amplitud geográfica, Florencio Domínguez, y me ha proporcionado los datos que siguen.

Entre 1979 y 2008 cometió casi todos los tipos de delitos graves: asesinato, agresión sexual, secuestro, atraco y robo. Lo hizo en varias provincias, mostrando especial querencia por pueblos y zonas rurales. Delinquió en las provincias de Cáceres, Zamora y Salamanca, y sobre todo en Asturias y León. Cometió al menos tres asesinatos, y pasó bastantes años en la cárcel. Mató a dos taxistas y lo intentó al menos con otro, y su método preferido era disparar en la cabeza, por la espalda, con una pistola o una escopeta. Actuaba solo o con cómplices, de los que se ha identificado a tres, y quedan otros por identificar. Les gustaba andar por zonas solitarias, y dormía con frecuencia en el monte, en cabañas o casetas abandonadas.

En agosto de 2008, en la provincia de León, comete su último asesinato. Acompañado de un cómplice, asesina a un taxista para robarle la recaudación. Solicitan a la víctima que los lleve desde Ponferrada hasta Bembibre. Al llegar a Las Ventas de Albares, se desviaron hacia un descampado, donde el taxista recibió un tiro en la cabeza desde atrás, Huyen a pie al no ser capaces de arrancar el taxi. Una semana después, en Cistierna, León, es detenido en una feria cuando se enfrenta a dos guardias civiles. Llevaba un arma que se identifica con la usada en el asesinato del taxista en Bembibre y en dos homicidios en grado de tentativa en Salamanca. La pistola, marca Tanfoglio del calibre 8 milímetros, estaba transformada para disparar munición del calibre 6,35. Florencio Domínguez falleció de un infarto unos meses después, en la cárcel Su último cómplice fue condenado posteriormente como coautor de la muerte del taxista en 2008.

Hay muy poca información sobre este sujeto, y no está claro si en enero de 2004 estaba en prisión o no. Tras su paso por la cárcel, los primeros delitos que se le atribuyen ocurren en 2006, pero eso no implica necesariamente que no estuviera fuera desde tiempo antes. Además, está la posibilidad de que cumpliendo condena le concedieran permisos de fin de semana. Evidentemente, si hay constancia de que estaba en la cárcel el fin de semana del 24-25 de enero no podría ser el autor, pero de haber estado fuera, sería una línea de investigación interesante.

Hay que tener en cuenta que disparó a varias de sus víctimas en la cabeza, desde atrás, y que el arma con la que cometió sus últimos crímenes y trato de utilizar cuando lo detuvieron, es exactamente el mismo tipo de arma que los investigadores dijeron que se utilizó contra Sheila: Una pistola Tanfoglio del calibre 8 milímetros, transformada artesanalmente para disparar munición del calibre 6,35. Aunque no fuera la misma arma utilizada en 2004, y quiero creer que eso se comprobó en condiciones, me parece interesante la forma de actuar y el tipo de arma.

¿Es suficiente para algo más que una sospecha marginal? Posiblemente no, pero depende de su situación ese fin de semana.
Y sobre todo, está la posibilidad de algún personaje similar a Florencio. O alguno de sus cómplices, los conocidos y los desconocidos.

Son dos ejemplos de entre las muchas líneas de investigación que se podrían haber seguido desde 2004 hasta hoy. Son improbables, sí, pero es que en este caso TODAS las opciones son improbables.

RUTA Y HORARIO

Los sucesos de esa noche están razonablemente bien expuestos en el libro de Garrido o los documentales. No hubo incidentes reseñables en el Joe Team, ni tampoco en el pub Guey ,a donde Sheila se fue tras finalizar el trabajo. Dejó su coche aparcado cerca del Joe Team y se trasladó al otro pub con Bibi y Sela, en el coche de este último. Otros del grupo llevaron sus propios coches o se fueron caminando. No estuvieron allí mucho rato, y en cierto momento Sela y Bibi, cansados, dijeron que se marchaban. Sheila, a la que otro de los amigos acababa de invitar a una copa, les pidió si podían esperar un poco y la acercaban hasta donde estaba su coche. Ellos accedieron, y unos pocos minutos después los tres salían del pub. Entre ambos pubs no hay mas que un minuto en coche, y Sela paró su vehículo junto al de Sheila, y esta se subió y puso en marcha el Peugeot 206. Comenzaron viaje, con el vehículo de Sela delante y el de Sheila detrás.

La parte inicial de la ruta cuenta con algunas rectas muy largas, en las que se pueden apreciar luces a gran distancia. Sela dijo no ver ningún coche por detrás, aparte del de su amiga. En unos pocos minutos llegaron al puente de Caboalles, donde se bifurca la ruta. Ellos siguieron recto dirección Leitariegos, aunque llegaron pronto a sus casas, que estaban muy cerca del puente, a apenas un minuto o poco más. Sheila giró a la izquierda, atravesando el puente y poniendo rumbo a Degaña, a unos 20 kilómetros.

LA RUTA

Entre el puente de Caboalles y la Collada hay poco más de 7 kilómetros, posiblemente unos 8 minutos de día y con buen tiempo, puede que hasta un par de minutos más con mal tiempo y poca o ninguna iluminación. Es un trayecto en ascenso, que atraviese dos pequeñas localidades (Caboalles de Abajo y Caboalles de Arriba) con algunos pasos de peatones, pero es una ruta directa, sin desvíos ni semáforos. La Collada es un área recreativa que ocupa la zona situada a la derecha (dirección Degaña) de la curva que dibuja la carretera en lo alto del puerto. La visibilidad en esa curva depende mucho de la vegetación existente entre la cuneta de la carretera y el área recreativa, con temporadas en las que hay poca vegetación, con buena visibilidad de la curva, y otras con vegetación abundante y de considerable altura, que limitan mucho la vista de la curva o el área recreativa. Se puede comprobar en el Street View de Google la variación durante más de una década. Actualmente hay bastante vegetación y poca visibilidad, pero parece que en 2004 estaba más despejado.

(La foto de la parte superior está hecha desde el carril izquierdo, a tener en cuenta para considerar la visibilidad real en ese punto)

Era una carretera de montaña, poco transitada en fines de semana y por las noches, pero estaba lejos de ser un lugar solitario en el que solo pasan vehículos de casualidad. Hoy en día, con la pérdida de la actividad minera y el desplome de la población de la zona en casi un 50 % respecto a principio de siglo, hay realmente poco tráfico, pero había bastante más movimiento en 2004. Pasaban por ese lugar los que viajaban entre los pueblos de Asturias y los de León, y viceversa y había bastante movimiento de camiones por la existencia de minas cercanas, una de ellas, una explotación a cielo abierto, con la carretera de entrada justo en la frontera entre Asturias y León, en un lateral del área recreativa, aunque no había actividad el fin de semana. En la Collada se reunían en ocasiones grupos de cazadores para ir después a los cotos. De hecho, la hermana de Sheila dice que ese domingo estaba previsto que una partida de cazadores se reuniese allí, aunque al final cambiaron ese lugar por Cerredo.

HORAS

Las referencias horarias tienen alguna incertidumbre, porque se basan en estimaciones de personas, algunas de las cuales habían bebido bastante. Para el caso de Sheila, Sela y Bibi, hay un punto de apoyo, y es el mensaje de texto que Sela le envió a Sheila a las 8.12, que ella recibió a las 8.14, pero incluso ese dato objetivo necesita de una estimación de la persona que envió el mensaje. Declaró que llegó a su casa, cogió algo de la nevera para comer, y se puso a escribir el mensaje, sin que sepamos cuántos minutos puede implicar eso. Dijo que llegaría a su casa sobre las 8.05. Se debe considerar un margen de error de, al menos, 5 minutos arriba o abajo en todas las estimaciones, pero si lo pensamos, tampoco es tanto para sucesos que en su momento eran totalmente irrelevantes para los protagonistas.

Dando por buenas esas horas aproximadas, habrían salido del pub Guey poco antes de las 8 de la mañana, y se habrían separado en el puente de Caboalles sobre las 8.05, llegando Sheila a la Collada sobre las 8.15. Recordemos que eso son valores medios dentro de un intervalo, corto pero significativo. Las 8.15 es la hora que establecieron los investigadores como valor aproximado, lo que implicaría un intervalo entre las 8.10 y las 8.20. Los investigadores sitúan el paso de los cazadores por el alto de Cerredo en el mismo horario, sobre las 8.15, aunque debemos considerar también que es el valor central de un intervalo.

Tenemos el Peugeot 206 de Sheila tomando la curva del alto de Cerredo sobre las 8.15 de la mañana. ¿Y después qué?

LA HIPÓTESIS DE LOS INVESTIGADORES

PREVISIBILIDAD

Los investigadores tenían bastante claro, al menos al principio, que si el crimen había sido cometido por alguien del entorno de la víctima, como intuían, más sospechosos eran quienes habían estado con ella durante la madrugada y hasta la hora de marcharse. Los que pudieran saber que disponía de coche para volver a Degaña y no se iba a quedar en Villablino, algo que solo se podía saber a partir de las dos de la madrugada, y los que pudieran saber que iba a viajar sola, y que no la acompañaría ninguna amiga, ni ningún vecino de Degaña, algo que tal vez se podía sospechar, pero que no se concretó con seguridad hasta el último momento. De hecho, este tipo de consideraciones se ponen por escrito en un informe solicitando autorización para escuchas a un sospechoso. Es decir, aparte de los clásicos sospechosos en cualquier investigación de este tipo (novios, exnovios, y relaciones conocidas), las sospechas se concentraron en las personas que habían estado con ella esa noche, y sobre todo en los que habían estado hasta última hora, entre las 7 y las 8 de la mañana del domingo.

Más tarde, cuando acusaban a una persona que no cumplía esos requisitos, esto ya no se volvió a comentar. Desde entonces ya no era indispensable conocer las circunstancias de esa noche, y bastaba con un conocimiento general sobre las rutinas de la víctima. Como su sospechoso había estado la noche del viernes al sábado en el pub, con eso sería suficiente. Podría haberse enterado, por ejemplo, de que la amiga de Sheila que solía regresar con ella a Degaña estaba enferma, y suponer que al día siguiente viajaría sola. Tampoco es que se explique ni argumente, se dejan caer unas cuantas posibilidades (esos pudiera …) y ya está.

COMENTARIO

¿Hasta qué punto podía esperar un criminal encontrarse con Sheila en esa ruta en circunstancias favorables para sus intenciones, sean estas las que fueren? Algunas cosas son más previsibles que otras. Por ejemplo, sería fácil prever para cualquiera con un mínimo conocimiento de las rutinas de Sheila que esta saldría de su trabajo sobre las 6 o las 7 de la madrugada, y que después iría a comer un bocadillo o a tomar algo a otro pub. Eso lo hacía casi siempre los días que trabajaba. Y también solía dar por finalizada la jornada entre las 7.30 y las 8.30, marchándose a dormir. Pero aquí terminaba lo previsible y comenzaba la incertidumbre.

Podía irse a Degaña o quedarse en Villablino, en casa de un hermano. Si se marchaba, podía ir conduciendo su coche o el de su padre, o podía ir de pasajera en el coche de algún amigo o vecino. Si iba conduciendo, podía ir sola o acompañada, toda o parte de la ruta. Todas estas situaciones se habían dado durante las últimas semanas, haciendo complicada una previsión razonable. De hecho, precisamente ese día la incertidumbre era máxima sobre lo que podía hacer, y nadie, ni siquiera la misma Sheila, podía anticipar lo que haría al final de la noche. Las múltiples posibilidades no se fueron concretando hasta bien entrada la madrugada, y alguna de ellas hasta el último momento.

La semana ya había comenzado con cambio de planes, porque inicialmente Sheila no tenía pensado ir a trabajar el viernes y pretendía quedarse en Gijón y viajar a Degaña el sábado, probablemente por la tarde. El miércoles cambió sus planes, y decidió viajar el viernes por la mañana. De haber viajado el sábado, como tenía previsto inicialmente, el coche no se habría llevado al taller y habría dispuesto de el para ir al trabajo y regresar a Degaña. Pero al ir el viernes se aprovechó para realizar un mantenimiento y reparación pendientes, y dejó el coche en el taller de Villablino sobre las 12, recogiéndola poco después su padre, con el que fue hasta Degaña. No está claro si se comentó la posibilidad de que se quedara listo el sábado o eso fue una sorpresa absoluta. En cualquier caso, Sheila tenía que trabajar en la agencia de viajes de Gijón el lunes por la tarde, así que el limite para recoger el coche era el lunes por la mañana.

El hecho es que Sheila se quedaba sin transporte para ir a trabajar el viernes y, si no la avisaban antes desde el taller, también el sábado. El viernes fue a trabajar y regresó con el Pick Up de su padre, pero parece que este no estaba disponible el sábado, sin que se conozca el motivo. Ella ya sabía el viernes por la noche que no tenía transporte para el sábado y lo comentó con sus amigos en el Joe Team. Su jefe le dijo que si no encontraba a nadie él la iría a buscar. Uno de los amigos, Sela, insistió bastante en ir él a recogerla, pero ella le dio largas, sin concretar nada. La tarde del sábado se mantuvo la incertidumbre, y cuando su padre le preguntó, le dijo que todavía no sabía como iría, y que podría viajar con un vecino o su jefe la vendría a recoger. Posiblemente el horario de su vecino no le venía bien, y poco después de las 8 de la tarde decidió aceptar la oferta de Sela, y quedó en que este la recogería sobre las 10.30 de la noche.

Estoy tratando esto con cierto detalle, porque me parece importante para entender lo poco previsible que era todo, incluso para Sheila. Ya tenía transporte para la ida, pero no para la vuelta. Que hubiera aceptado el viaje con Sela para ir a Villablino no significa que lo considerara para la vuelta, cuando este ya estaría bastante cargado después de beber toda la noche, y lo mismo el resto de sus amigos. Si no encontraba a algún vecino confiable, seguramente planeaba quedarse en Villablino, en casa de su hermano Elías, como ya había hecho algunas veces. No fue hasta entrada la madrugada que el mecánico le llevó el coche a Sheila, concretando finalmente el modo en que esta viajaría de vuelta a Degaña. Toda la incertidumbre de esa semana se acabó en ese momento, a partir del cual se convirtió en previsible que viajaría con su coche, y el horario aproximado. Aunque todavía existía la posibilidad de que algún vecino se pudiera apuntar a última hora, lo más probable era que fuera a viajar sola hacia Degaña.

Posteriormente, cuando pretendieron culpar a alguien que no había estado esa noche y que no podía conocer todos esos vaivenes, esas consideraciones ya no parecían importantes. Borja estuvo el viernes en el pub, y se propuso que allí pudo enterarse de que Jennifer estaba enferma y suponer que Sheila viajaría sola. Ni siquiera consta que se hablara de Jennifer, porque esta no salía todos los fines de semana, pero si se hizo, sería un comentario sobre que estaba enferma ese día, no un parte médico anticipando su estado el sábado. De lo que sí habló Sheila en el pub, con seguridad, es que no tenía coche para el sábado, pero claro, eso no se dice. Afuera estaba aparcado el Pick Up de su padre, que todos conocían de llevarlo en otras ocasiones, así que el que no disponía de su coche sería evidente, aparte de que se hablara de ello.

Es decir, el viernes no se podría anticipar lo que ocurriría el sábado. El sábado a medianoche, tampoco se podía aventurar, y no fue hasta que le llevaron el coche en que todos, incluida Sheila, sabían como viajaría esa mañana.

INTERCEPCIÓN

Una vez conocido el testimonio de los cazadores se dejaron de lado todas las hipótesis contempladas hasta ese momento: Si se había encontrado con su asesino en ruta o en la Collada, si el criminal había entrado en el coche aprovechando alguna parada imprevista, si había entrado ya en Villablino, y las casi infinitas conjeturas e hipótesis que se plantearon en su momento. El coche parado visto por los cazadores parecía indicar que algo había sucedido allí, cerca de donde fue hallado el coche, y se concluyó que todo había sucedido allí. A primera vista no es seguro, porque hay alternativas. Por ejemplo, Sheila podría haber recogido a alguien a la salida de Caboalles, y este habría intentado un secuestro al llegar al alto del puerto, dividiendo los sucesos en dos lugares distintos. Pero como veremos, los investigadores tenían buenos motivos, para situar todo el evento en la misma zona.

En cuanto al desarrollo, ellos suponen que el asesino estaba aparcado con un coche en algún lugar de la ruta, y que tras pasar Sheila salió tras ella. Se supone que la adelantó y tras situarse delante del Peugeot 206 comenzó a frenar, obligando a su víctima a parar. Se indica que Sheila debía conocer a quién la hizo detenerse (o más bien su coche), porque la calzada es amplia, y de sentirse en peligro podría haber sorteado el coche que la intentaba detener. O una vez detenida, podría haber dado marcha atrás y continuar por el carril izquierdo.

COMENTARIO

Lo del asesino con su coche esperando a que pasara Sheila y a continuación seguirla para ponerse delante y pararla no creo que sea tan fácil como se plantea. Parece evidente que de noche, o con oscuridad asimilable a la noche, resulta complicado reconocer un coche que se acerca, porque las luces impiden reconocer incluso el contorno hasta que el coche está muy cerca. Resulta más fácil identificar un coche en esas condiciones justo cuando ha pasado, y las luces no deslumbran. Se puede entonces ver la matrícula e identificar el modelo de coche. Así que alguien situado en un lugar desde donde no llama la atención y puede ver claramente los vehículos que lo sobrepasan cumple los requisitos.

El problema es que incluso así resulta muy difícil ver cuantas personas viajan en un coche. Con oscuridad y las gotas de agua opacando las ventanillas por el exterior, y tal vez la condensación por el interior, es posible que no se vea nada, o casi nada, del interior de un coche cuando pasa al lado de una posición. Y la vista por la parte trasera no aporta mucho, porque la altura de los reposacabezas impide ver si hay alguien en el asiento del acompañante. Así que si alguien estaba esperando, o bien sabía que Sheila iba sola, porque la había controlado hasta última hora, o bien no le importaba si iba acompañada o no.

Sea como fuera, el seguir a otro coche, adelantarlo y obligarlo a frenar parece una maniobra muy arriesgada. En esas condiciones, en una carretera de montaña, con escasa visibilidad y el firme mojado las posibilidades de un accidente son muy altas. La maniobra sería muy arriesgada incluso para un conductor experto. Y hay que considerar también que adelantar a alguien y obligarlo a frenar es siempre una maniobra agresiva, que pondría en guardia a cualquiera ,sea conocido o no de quien lo detiene.

Otra opción sería la de esperar a su objetivo en la Collada, con su vehículo atravesado en la carretera, simulando un accidente, o bien a pie, simulando un incidente de cualquier tipo. Dejar el coche propio en la carretera no parece una idea mejor que la de obligar a parar adelantando, porque el riesgo de accidente es incluso mayor. Además, el problema de que las luces impiden identificar el coche que se acerca sigue presente, e impediría conocer el objetivo hasta que ya estuviera encima. Y sin saber si viajaba sola o acompañada.

Alguien a pie, con su coche fuera de la carretera, tal vez incluso en el área recreativa, parece una mejor opción. Podría situarse en la calzada y dar el alto con alguna treta, tal vez con algún disfraz. ¿Por qué no propone la Guardia Civil esa hipótesis que no implica dejar el coche propio en medio de la carretera? Seguramente por los problemas de identificación ya comentados, y por otro motivo que veremos después.

ENTRADA EN EL COCHE

Se propone que una vez detenidos los coches de víctima y agresor, este se bajó de su coche y se dirigió hasta el Peugeot 206. Los investigadores refuerzan su hipótesis de que Sheila conocía a su asesino con el hecho de que la ventanilla del conductor del Peugeot 206 apareciese medio bajada, y lo habría hecho la víctima para hablar con quien la detuvo, alguien que sería un conocido. Tras una breve conversación, el criminal habría logrado acceso al coche por la puerta trasera izquierda. Este es un punto un tanto oscuro, ya que se pasa por alto una cuestión crítica, el seguro de las puertas. Se ha dicho que Sheila llevaba siempre los seguros de las puertas activados, como suelen hacer casi todas las mujeres que viajan solas por zonas solitarias. La hipótesis no explica como habría logrado que su víctima abriera el cierre. ¿Mediante amenazas? ¿Algún engaño? Es algo por lo que se pasa de puntillas ,y no es un tema menor.

Los agentes hallaron algunas señales de humedad en la parte trasera izquierda, y por eso dedujeron que el asesino había entrado por la puerta izquierda y disparado desde esa parte o desde la central. Como no encontraron nada mojado en la parte derecha, dedujeron que no había estado allí.

¿Disparó el asesino con mano derecha o izquierda? Consideran posibles las dos, aunque para proponer la izquierda habría que colocar al tirador algo más a la derecha en la parte trasera.

COMENTARIO

Este es un tema crucial, y debemos recordar de nuevo que los investigadores proponen que esto fue un crimen premeditado, durante días o incluso semanas. Si era parte del plan hacer parar al vehículo de la víctima y acceder al interior, ¿cómo pensaba hacerlo. ¿Cómo se puede planear una acción que no depende de uno mismo? El arma utilizada es muy pequeña, letal a muy corta distancia si se apunta a zonas vitales, pero de efectividad dudosa si se dispara a cierta distancia y no se impacta en órgano vital. Para un disparo como el que se produjo resulta igual de efectiva que un arma más grande, pero si se dispara a alguien y se impacta en zona no vital, es probable que la víctima pueda reaccionar, incluso herida, y recordemos que en este caso la víctima estaba al mando de un vehículo en marcha. Con esto quiero decir que un disparo a través de la ventanilla, o la luna delantera podría ser ineficiente en términos de incapacitación de la víctima, y entonces adquiere sentido que el asesino pretendiera un disparo seguro. Pero ¿tan confiado estaba en que iba a lograr entrar? ¿En que Sheila iba a abrir el cierre centralizado? Es posible, por supuesto, que ese día no lo llevara activado por cualquier motivo, pero ¿cómo puede eso formar parte de ningún plan?

Todo en la entrada resulta dudoso y arriesgado. La víctima podría haberse asustado y dar marcha atrás en el momento en que el asesino entraba en el coche, arrollándolo. O podría haber salido corriendo, dejando al criminal sentado en el coche. ¿Le abrió la puerta voluntariamente? Es difícil suponer el motivo si el otro estaba con un vehículo.

La ventanilla bajada no indica nada. En primer lugar, porque podría haberla bajado el asesino mientras conducía el coche En segundo lugar, porque podría haberla bajado la misma Sheila con antelación, por ejemplo, para que le diera el aire frío si le estaba entrando el sueño. Y finalmente, porque para hablar con cualquier persona, conocida o desconocida, es necesario bajar la ventanilla, no hay otra forma. Alguien simulando un accidente podría haber hecho que ella bajara la ventanilla para poder oír lo que estaba diciendo.

En cuanto a los elementos mojados en la parte trasera izquierda, tengo algunas dudas. La ventanilla delantera izquierda estaba medio bajada y es seguro que tuvo que entrar agua en el coche, aunque es difícil que llegara hasta bolsa y periódico. Pero es que las señales de humedad en este no iban acompañadas de huellas de pisadas, ni siquiera parciales. Es posible que el asesino entrara por ahí, dejara algo de agua en el periódico y la bolsa, y que al pisar la alfombrilla dejara la poca agua que quedara ya en las suelas, no dejando rastros apreciables en otras partes del coche. O esa humedad en la parte trasera izquierda podría haberse dejado en la segunda fase, tras dejar el coche en el área recreativa.

No se refieren señales de humedad en la bufanda, la chaqueta o el asiento.

CRIMEN

Entrara como entrara el asesino, una vez dentro se habría colocado en la parte izquierda o central, y desde allí habría disparado. Se propone un asesinato inmediato, una especie de ejecución, aunque otros proponen que su objetivo pudiera haber sido que la víctima condujera hasta otro punto (tal vez simplemente apartarse de la carretera) y que el asesino disparó ante algún movimiento brusco de Sheila, o incluso que se le pudo disparar el arma. En la hipótesis de la Guardia Civil de un asesinato premeditado y planeado con antelación, el disparo se habría producido al poco de entrar el asesino en el coche. La posición de víctima y verdugo resulta algo extraña. Hay algunas representaciones excéntricas, como las de Vicente Garrido y Joaquín, uno de los agentes de la UCO que participó en la investigación, pero la más fiable es la que proponen los investigadores mediante una reconstrucción informática, cuyas imágenes aparecen en el documental de Atresmedia (22 minutos y 58 segundos)

Contaban con los puntos de entrada y salida, en el occipital y la ceja delantera derecha respectivamente, y dos impactos sobre la luna y uno sobre el salpicadero. Aunque no puede haber seguridad absoluta de que el disparo fatal se produjo dentro del coche (los impactos en las lunas podrían ser resultado de un segundo disparo), es la hipótesis más probable. Las restricciones que impone el asiento y, sobre todo, el reposacabezas, limitan bastante las posibilidades. Una vez analizado todo, proponen un modelo que me parece acertado, con el tirador situado en la zona central del asiento trasero, y Sheila inclinada hacia la derecha y hacia adelante, pero con la cabeza girada hacia la izquierda. El asesino extiende su brazo y dispara. El único error de la representación es que sitúan la pistola a distancia de la cabeza de la víctima, cuando es seguro que el disparo se produjo con el cañón apoyado en la parte trasera de la cabeza.

COMENTARIO

Una vez dentro el coche, el asesino se tuvo que mover hacia la parte central para tener algo de visión, porque justo detrás del asiento del conductor no se ve nada de nada, como cualquiera puede comprobar en un Peugeot 206 o similar. El reposacabezas impide la visión, y plantea numerosas restricciones a la hora de disparar. Acercarse hacia adelante y agarrar a la víctima con el brazo izquierdo mientras se dispara con la mano derecha, como representa Garrido en su libro, aparte de ser muy arriesgado para la integridad de la propia mano izquierda, no es una representación viable, porque la postura ahoga el ángulo. Un disparo en esas condiciones haría que el proyectil saliera demasiado hacia la izquierda, impactando incluso en la ventanilla del conductor, no en la luna delantera. Con el asesino sentado detrás y el brazo extendido sí resulta compatible el disparo, pero para ello es necesario que Sheila se mueva hacia la derecha, hasta dejar al descubierto el occipital, oculto hasta entonces por el reposacabezas. Inclinada hacia la derecha y con la cabeza girada hacia la izquierda.

No puede estar siendo sujetada por el asesino, porque este está alejado, con el brazo extendido, así que, ¿por qué se mueve Sheila de tal modo que se coloca en la postura en la que recibe el disparo? Puede haber varias explicaciones, pero lo cierto es que no son más que conjeturas. Por ejemplo, tal vez oyó algo y estaba tratando de ver detrás de su asiento. O tal vez se estaba alejando de una persona que estaba junto a la ventanilla, sin ser consciente de que otra persona estaba detrás.

La hipótesis más probable es que el crimen sucedió dentro del coche, pero no es 100 % seguro, y sería posible que el disparo mortal se hubiera producido fuera y el del interior fuera un segundo disparo. No alargaré la exposición discutiendo esa opción, que ahora considero improbable, aunque la consideré en su día.

MANIPULACIÓN

Una vez ha disparado, se propone que el asesino salió del coche, abrió la puerta del conductor y apartó a la víctima hacia al asiento derecho. Una vez hecho esto, y dejando su coche parado en la carretera, condujo el Peugeot 206 hasta el área recreativa, y tras aparcar el coche frente a la cabaña, se decidió a volver a colocar a Sheila e la posición de conductor, incluso con los pies derecho e izquierdo colocados correctamente al lado de los pedales de acelerador y embrague. Después, deja la llave en el contacto, el freno de mano puesto y una velocidad metida, y se marcha a recoger su coche. Manipular el cadáver y dejarlo correctamente colocado en posición de conductor, sin necesidad aparente, provoca mucha extrañeza. Su vehículo está parado en la carretera, pudiendo provocar un accidente, o que otro vehículo que pase se fije en la matrícula para llamar a la Guardia Civil, así que lo que se supone que tendría que hacer tras aparcar el coche de la víctima es dejarlo tal cual y marcharse corriendo a toda velocidad. Y no solo no lo hace, sino que efectúa una segunda manipulación del cadáver, pudiendo además dejar rastros que lo pueden incriminar.

Se pueden proponer dos tipos de motivos para explicar esa segunda manipulación, uno de tipo funcional, en la que el asesino trata de mejorar (o al menos eso cree) sus opciones de no ser descubierto, y el otro de tipo simbólico, en la que la acción no tiene como objetivo una ganancia tangible, sino que responde a determinadas pulsiones internas del autor. Como ejemplo del primer tipo se ha propuesto que pudiera haber dejado así a su víctima para que pareciera estar dormida si alguien se acercaba al coche a curiosear, y eso podría retrasar el descubrimiento del crimen. El problema con este y otros supuestos de tipo similar es que la relación beneficio/riesgo parece desproporcionada. Cada segundo que el coche pase en la carretera aumenta el riesgo de un suceso catastrófico: Si alguien choca con el coche o toma su matrícula, o reconoce su coche, estará perdido. Además, con la segunda manipulación se duplica el riesgo de dejar rastros en el cadáver o el coche. Y todo a cambio de una incierto e improbable retraso en el descubrimiento del crimen, que en poco podría mejorar su situación.

En el segundo tipo de motivación, la simbólica, la manipulación no se realiza para obtener una ganancia en términos de mejorar sus posibilidades de éxito, sino para satisfacer un anhelo interior del asesino. Podría demostrar respeto por la víctima, como se ha propuesto, o una burla a los investigadores. Podría tener algún significado relacionado con el pasado del criminal, o ser la manifestación de algún trastorno subyacente. Sea como fuere, la manipulación se realiza porque necesita hacerla. En este tipo de motivación el riesgo que se corre al tener el coche en la carretera y la posibilidad de dejar rastros se subordina al cumplimiento de la acción. Los investigadores proponen una motivación de este tipo, sin intento de ganancia. Según ellos, la postura indicaría respeto hacia la víctima, puede que incluso estima. Significaría que el asesino la habría asesinado pese a esos sentimientos, por puro cálculo, y que no quiso dejarla tirada sobre el asiento derecho, y decidió colocarla en su sitio.

COMENTARIO

La conjetura de la Guardia Civil me parece correcta en parte, y el doble movimiento del cadáver no admite dudas.

Aparte de un par de salpicaduras en volante y ventanilla, la sangre estaba concentrada en dos lugares del vehículo: Una en la zona central, la de palanca de cambios, freno de mano, enganches de los cinturones delanteros, y la otra en la parte derecha del asiento derecho, afectando a este, al bolso de la víctima, y a la cartonera de la puerta derecha. La de la zona central es compatible con el sangrado desde la posición en la que fue hallada Sheila, y la del asiento derecho con la de que la cabeza de la víctima estuvo en esa zona durante un tiempo, aunque resulta difícil precisar cuanto. Los investigadores plantearon que tras disparar desde la parte de atrás, el asesino salió del coche, abrió la puerta delantera, apartó el cuerpo hacia la derecha, reposando la cabeza de la víctima contra la puerta derecha, y tras ponerse a los mandos del coche, habría conducido hasta la cabaña que hay en el área recreativa. Allí, habría vuelto a colocar a Sheila en la posición de conductor, y después se habría marchado a recoger su coche, que había dejado en la curva.

En un artículo de ABC, que implica que a los periodistas se les mostraron fotos de la escena del crimen, parecen trasmitir las ideas de los investigadores, y representan a Sheila echada hacia la derecha a medias, es decir, con la parte inferior del cuerpo todavía en el asiento del conductor, compartiendo asiento con el asesino, y la superior caída hacia la derecha. Yo creo que esta representación, en la que el cuerpo de Sheila no se traslada por completo, tiene por objeto facilitar los movimientos del asesino. Es más fácil apartar que trasladar y, sobre todo, es más fácil volver a empujar el cuerpo a la posición de conductor que trasladarlo, y con ello se trata de no aumentar el comportamiento inexplicable del asesino. Pero no me convence. En primer lugar, porque sería muy complicado conducir si se supone que el cuerpo de Sheila estaba precisamente sobre la palanca de cambios y el freno de mano. En segundo lugar, porque en esa postura no parece posible que la cabeza quede a la altura del extremo del asiento delantero. Además, hay indicios de manipulación desde otro lugar.

Yo creo que el cuerpo se trasladó completamente al asiento delantero derecho, seguramente con las piernas debajo del salpicadero y la cabeza reposando en el asiento, pegada a la puerta. Así sí se podría conducir el coche sin impedimentos. Después, se habría trasladado el cuerpo de nuevo a la posición de conductor, molestándose el asesino en colocar correctamente los pies.

En la ventanilla trasera derecha se refieren señales de resbalamiento, que se adjudican al empuje con una mano para abrir la puerta desde el interior. No tenían características que permitieran su identificación, y lo cierto es que aún teniendo gran interés, tampoco sabemos si se produjeron el día del crimen, porque el acto de empujar la ventanilla con la mano tampoco es tan extraño. Más difícil resulta explicar unas huellas encontradas en la parte superior de la ventanilla, que se describen como dejadas por el roce de alguna prenda de vestir. Posiblemente fueran producidas por el asesino en el acto de depositar o retirar a la victima del asiento delantero derecho.

Les pedí a dos colaboradores (E y V) que hicieran algunas pruebas sobre el traslado de un cuerpo de mujer entre asientos en un coche pequeño. El hombre lo intentó inicialmente desde las dos puertas delanteras, y en los dos casos resultaba muy difícil y hacía necesario un esfuerzo bastante grande. Es posible que una persona muy fuerte lo pudiera hacer con más facilidad, pero a él le resultó muy complicado y apenas podía mover a la mujer.

Sin embargo, le resultó mucho más fácil hacer el traslado desde la parte trasera, tanto que le sorprendió. También dijo que durante la manipulación contactó en varias ocasiones con la ventanilla y el resto de la puerta trasera derecha. Así que esas huellas de roce de una prenda en la ventanilla pueden indicar que uno o los dos traslados fueron efectuados desde la parte trasera. Como el disparo también fue realizado desde la parte trasera, se puede proponer que al menos el traslado inicial entre el asiento del conductor y el derecho se pudo producir de inmediato tras el disparo, sin abandonar el asesino su posición. Encontró la solución óptima para el traslado del cuerpo a la primera debido a su situación, sin tener que embarcarse en un proceso de prueba y error.

También me dijo que desde atrás pasó directamente al asiento del conductor, sin tener que salir del coche, así que es posible que eso mismo hiciera el asesino.

Había algunos rotos en las medias, y 4 marcas de presión, que parecen dedos, en el muslo derecho de la víctima, lo que indicaría que fue agarrada por ahí para al menos uno de los traslados.

HUIDA Y OTRAS CONSIDERACIONES

Tras esa pérdida de tiempo manipulando el cadáver, el asesino, ahora sí, se va rápidamente a recoger su coche de la carretera y se marcha del lugar.

Los investigadores afirman que algo que demuestra que el crimen fue planificado es el conjunto de actos de precaución que tomó el asesino para conseguir sus fines y evitar su identificación: abordar a la víctima en un paraje aislado y con nocturnidad, retirar el vehículo de la víctima de la carretera y dejarlo aparcado correctamente en el área recreativa, dejando a la víctima correctamente sentada, se interpretan como actos de precaución tenidos en cuenta previamente por el autor para asegurar su objetivo y reducir al mínimo el riesgo para su persona.

El problema es que en el párrafo siguiente parecen entrar en contradicción, al indicar que los riesgos asumidos por el autor en cuanto al lugar, hora, condiciones atmosféricas, modo de intercepción y ejecución de la víctima, aumentan exponencialmente por el traslado del coche de esta, maniobra que consideran innecesaria para el logro de sus fines.

En cuanto al número de autores, afirman que no hay evidencia de la participación de más de una persona, algo que significa bastante menos de lo que parece. Alguien tuvo que disparar, pero no hay forma de saber si esa persona es la misma que pudo dejar la fibra verde o trasladó el cuerpo o el coche.

COMENTARIO

Se propone de forma simultánea que una misma acción, retirar el coche de la víctima de la carretera, es un acto de precaución que asegura sus fines, y por otro lado que es una acción innecesaria que aumenta exponencialmente el riesgo de ser descubierto.

Eso de dejar su coche en la carretera mientras se traslada el de la víctima es tan contraintuitivo que no resulta convincente, sobre todo porque había alternativas. La primera y más evidente, es haber retirado de la vía su propio vehículo. A unos pocos metros de donde fue visto el coche por los cazadores había un camino a la izquierda, con la entrada perfectamente visible, y el asesino podría haber apartado su coche de la carretera dejándolo en ese camino, antes de trasladar el de la víctima. Estaba a 5 o 10 metros, no más. ¿Por qué no habría hecho algo tan evidente?

Por otro lado, incluso asumiendo que decidiera retirar en primer lugar el coche de la víctima, podría haberlo dejado en ese mismo camino, algo que no llevaría más que unos segundos, o dejarlo en la entrada del área recreativa, más cerca e incluso menos a la vista. De hecho, si se trataba de ocultar el coche, dejarlo junto a la cabaña sería la peor opción de todas. En ese lugar estaba como en un escaparate, siendo visible desde toda la curva, o buena parte de ella.

Hay algunos otros lugares cercanos donde podría haber dejado el coche, o podría haber tratado de simular un accidente dejándolo caer cuesta abajo.

COCHE VISTO POR LOS CAZADORES

La evidencia que apunta a que el coche visto por los cazadores no era el Peugeot 206 de la víctima parece concluyente. Se puede plantear que no se da fiabilidad a nada de lo que digan los cazadores y es una postura legítima. Pero la evidencia que se deduce de sus declaraciones es la que es, y no hay forma de sostener otra hipótesis a partir ellas.

Tan solo una de las apreciaciones de uno de ellos sobre el color, claro, podría encajar con el coche de la víctima, pero no sirve como evidencia a favor, porque coches blancos hay muchos, y de color claro muchos más. Simplemente, el color claro no sirve para descartar la posibilidad de que fuera el coche de Sheila el que vieron, lo que sí hacen todo el resto de las observaciones de ambos. El color oscuro que creyó ver el otro sería un ejemplo, aunque el tema del color de coche creo que es el menos influyente. En primer lugar, porque inicialmente ninguno de los dos estaba seguro del color, ambos creyeron, o les pareció, y en segundo lugar, porque el color de un coche es difícil de apreciar en esas condiciones, con las luces de ambos encendidas y en un entorno de oscuridad, lluvioso y con niebla. Hay ciertas tonalidades de algunos colores, como el marrón o el gris, que pueden considerarse claros u oscuros dependiendo de un ligero cambio de perspectiva o luminosidad.

Algo notable es que al conductor no le preguntaron de forma específica por el momento en que había visto el coche. Cuánto tiempo antes de frenar, o cuántos metros antes de llegar a su altura. Esto es importante, porque si la curva tenía buena visibilidad por la falta de vegetación, debería haber visto las luces del coche con bastante antelación.

Claro que podía ir distraído, o haber visto las luces y asumir que iba circulando, y no reaccionar hasta el último momento, pero habría sido interesante conocer eso.  Podría haberlo aclarado una reconstrucción, pero, al parecer, no se consideró necesario.

Pero vamos con las apreciaciones de los cazadores que indican que el coche que vieron no era el de Sheila.

TAMAÑO: Uno lo describió como de tamaño normal y el otro de tamaño mediano. Creo que casi todo el mundo considerará el Peugeot 206 de tamaño pequeño. Resulta particularmente significativa la declaración del conductor, que trabajaba en una empresa de alquiler de coches y tenía conocimiento profesional sobre todo tipo de vehículos. Precisamente conducía ese día un Peugeot 206 de la empresa de alquiler, el mismo modelo que el coche de Sheila, y de haber apreciado similitud tendrían fácil la comparación. En una declaración posterior, al ser preguntado de nuevo por este tema, el conductor indicó que el tamaño podría ser de modelos tipo Renault Scenic o Peugeot 307, y con 5 puertas. Abundando en su conocimiento profesional de los coches, indicó que debía ser un coche nuevo, ya que la intensidad de las luces era buena. Tal vez estaba hilando demasiado fino, pero está claro que eso tampoco apunta hacia el coche de Sheila.

LUCES: Es la evidencia más contundente, debido a que las apreciaciones de ambos no coinciden con el estado del coche de la víctima. Los dos dijeron que el coche que vieron tenía las luces encendidas, siendo el conductor el que con más detalle lo explicó. Dijo claramente que el coche tenía las luces de cruce puestas, y con buena intensidad, También negaron ambos que tuviera algún foco fundido. Esto resulta crítico, porque el coche de Sheila tenía fundido el filamento de la luz de cruce de la lámpara situada en el foco delantero izquierdo, como ya habían apreciado los amigos que circularon delante hasta el puente de Caboalles, y como comprobaron los técnicos al analizar la lámpara.

Es decir, los cazadores vieron un coche de tamaño mediano que no tenía ninguna luz fundida, lo que descarta que fuera el coche de Sheila. Salvo que supongamos algunas posibilidades residuales (otro testigo que nunca ha aparecido, una casualidad, …), todo indica que el coche visto por los cazadores era el del asesino. Hay poca evidencia basada en testigos, pero esto es lo que indica esa poca evidencia. Sirve para descartar algunas de las posibilidades que se habían planteado inicialmente, como la de que Sheila hubiera podido recoger a su asesino en ruta.

Lo cierto es que esa era una posibilidad interesante: Podría haber recogido a algún amigo o conocido haciendo autostop, y al llegar a la curva este la habría amenazado con la pistola para ir a la Collada o desviarse de la carretera. Al hacer ella algún movimiento le habría disparado, o incluso se le podría haber disparado el arma de forma involuntaria, por ejemplo, si ella frenó de forma brusca al ser amenazada. Esta hipótesis, que implicaría probablemente la intención de una agresión sexual, sería posible si había dejado previamente algún vehículo por la zona para marcharse tras el crimen, y si el coche visto por los cazadores hubiera sido el de la victima, pero debe descartarse si era el del asesino.

Otra hipótesis planteada al inicio, y que no es compatible con el coche del asesino en la curva, era la de que el asesino hubiera estado ya oculto en la parte trasera del coche de Sheila cuando esta se subió. A mí siempre me pareció muy poco probable, pero lo cierto es que todas las hipótesis en este caso son poco probables. Se había planteado también que el asesino podría haberse disfrazado, por ejemplo, de trabajador de carreteras, para hacer parar a la víctima y después introducirse en la parte trasera.

Opino que debemos descartar cualquier hipótesis que no implique la permanencia del vehículo del asesino parado en la carretera. Por ejemplo, alguien simulando ser un trabajador de carreteras o un sanitario o cualquier persona que pueda inspirar respeto o autoridad, no tendría por qué tener su coche parado en la curva, lo tendría en las cercanías, pero aparcado más o menos correctamente. La hipótesis que se quiera plantear debe explicar ese coche parado en la curva.

Ahora entenderán por qué los investigadores, en su hipótesis, hacen al asesino conducir el coche de la víctima hasta el área recreativa mientras deja el suyo en la carretera, cuando es una acción que desafía el sentido común y provoca sorpresa y extrañeza en quienes profundizan un poco en este caso. ¿Por qué no dejar el coche de la víctima en la carretera y retirar el suyo en vez de lo contrario? En realidad, no hay nada, aparentemente, en la hipótesis que favorezca una u otra opción, y la segunda, la de retirar su coche en primer lugar es tan de sentido común que casi todo el mundo la favorecería. Pero ahora sabemos el motivo, que la evidencia indicaba que el coche visto por los cazadores era el del asesino, y eso implicaba que este no podía haber retirado antes su coche y dejado el de la víctima, porque en ese caso los cazadores habrían visto este y no aquel.

Claro que en vez de explicitarlo, porque eso podría hacer que la gente se planteara algunas cuestiones inquietantes, se presentó la idea de los dos coches parados, uno detrás de otro, que tanta confusión ha creado, y que tan bien les venía como sostén para su hipótesis. Les pido que se olviden de eso, y asuman que había un solo coche parado, y que era el del asesino. Claro que esto en vez de aclarar las cosas las confunde mucho más. ¿Qué tipo de plan implica dejar tu coche expuesto a un accidente o a un reconocimiento que te comprometerá de forma inevitable en un crimen? Bueno, ya sabemos que los planes a veces se tuercen, y tal vez la situación no salió como planeaba el criminal: tal vez pretendía atraer a Sheila al área recreativa, y todo se complicó. Pero incluso suponiendo eso, ¿por qué no apartó su coche de la carretera antes de cualquier otra cosa? Es algo tan intuitivo, tan relacionado con el instinto de conservación, que creo que todos y cada uno de los lectores asentirán.

Y no solo es algo intuitivo, es que la situación parece hacerlo obligatorio. Supongamos que la hipótesis de la Guardia Civil es correcta y que en algún momento hay dos coches parados en la carretera, con el del asesino delante y el de Sheila detrás. A unos pocos metros de su coche, a la izquierda, estaba perfectamente visible la entrada a un camino que permitía retirar su vehículo de la carretera en unos pocos segundos. Con eso se evitaban los problemas más graves, como un accidente o que alguien se fije en la matrícula de un coche parado en la vía.

Es decir, que el asesino habría tenido dos opciones: o llevar primero su coche al área recreativa, o apartarlo al camino lateral, pero habría tomado la única que lo compromete, dejarlo en medio de la calzada. En mi opinión, hay tres posibilidades que podrían explicar ese comportamiento:

 

  • El asesino irresponsable.
  • El crimen no premeditado ni planeado.
  • El coche no era del asesino.

 

El asesino inconsciente sería alguien que ni siquiera tiene en cuenta el factor de seguridad personal, tan cegado por la ira, los celos, o cualquier otra emoción, que no repara en nada que no sea acabar con su objetivo. Incluso aunque hubiera planeado con antelación el crimen, una vez en marcha no es capaz de controlarse ni de ver las mejores opciones. Alguien como el asesino del primer caso tratado en este blog, o del mismo José Manuel, que asesinó a tres personas en Degaña, sin importarle, o sin ser consciente debido a su estado, de que hay pistas y testigos que lo implicarán obligatoriamente. El asesino inconsciente explicaría perfectamente el hecho de exponer el coche propio, pero tiene un problema fundamental, que no parece compatible con la evidencia. Este tipo de criminales suelen dejar desorden máximo allí por donde pasan, y este no parece el caso. El asesino dejó el coche de la víctima correctamente estacionado, no parado de cualquier forma. Dejó el freno de mano puesto, una velocidad metida y las puertas cerradas. El desorden de objetos dentro del coche es mínimo, y parece que el asesino se dedica precisamente a reducir desorden: Retira el vehículo de la carretera y lo deja correctamente aparcado, y retira a la Sheila yacente de su posición y la coloca de nuevo en su posición original.

El crimen no premeditado, la segunda opción, podría explicar que el asesino se encontrara con la situación de su coche parado en la carretera junto al de su víctima. Por ejemplo, un improbable incidente de tráfico, o que estuviera parado en la carretera porque acababa de cometer un crimen dentro de su coche, o cualquier otro incidente que se nos ocurra. Eso implicaría que no había plan previo, y por tanto soslaya esa parte del problema, pero no explica la otra parte, que una vez cometido el crimen tomara la peor opción de todas respecto a qué coche retiraba de la carretera.

En la tercera opción al asesino no le habría importado que vieran la matrícula, o incluso que alguien se accidentara chocando con él, porque probablemente sería un coche robado. Esta hipótesis podría explicar la aparente dejadez, pero implica probablemente la necesidad de un cómplice y otro vehículo, ya que de alguna forma tendría que huir si su coche quedaba inutilizado en un accidente. Pero claro, si eran dos, ¿por qué no apartaron los dos coches de la carretera de forma simultánea?

Vamos con una opción que nunca se ha considerado, y que podría cambiar nuestra perspectiva sobre el caso.

 

UNA HIPÓTESIS DIFERENTE

Ya hemos visto que la existencia de unos cazadores como testigos se presentó de forma simultánea a la de la detención de Borja, lo que evitaba que fueran ellos mismos considerados sospechosos, no debilitando así el caso contra su sospechoso. Pero las informaciones, que afirmaban o insinuaban que los cazadores habían llegado a la Collada cuando el crimen ya estaba en marcha, tenían otro objetivo de más alcance. Porque se dio por hecho algo que era tan solo una posibilidad, y se obvió otra posibilidad que encaja perfectamente con la evidencia, pero que no interesaba de ninguna manera: Que los cazadores fueran circulando por delante de Sheila, no detrás.

En primer lugar, está claro el motivo por el que no interesaba que esa posibilidad fuera considerada, y es que no encajaba en absoluto con la

consideración de Sheila como objetivo, y por tanto se les caía el caso que ya estaban construyendo contra un sospechoso, que implicaba, necesariamente, que Sheila fuera el objetivo del crimen. Plantearse siquiera que los cazadores fueran circulando delante de la víctima significaba el vacío para la investigación, tener que empezar de cero, y con no muy buenas perspectivas de una resolución del caso.

Ha que señalar que, con los datos conocidos, y la incertidumbre en los horarios estimados, es perfectamente posible que los cazadores fueran circulando por delante de Sheila. El análisis de tiempos, registros técnicos y declaraciones hace algo más probable la hipótesis de que fuera Sheila la que circulara un poco por delante, pero es algo más probable, no mucho más probable. De hecho, los investigadores situaron, de forma aproximada, a Sheila y los cazadores en la Collada a la misma hora, las 8.15. Las horas estimadas cuentan con un margen de incertidumbre pequeño, pero apreciable. Unos pocos, minutos arriba o abajo. No hace falta más que proponer uno o dos minutos de antelación o retraso para que cambie todo.

Ya hemos visto como nada en las declaraciones de los cazadores apoya la hipótesis de que el coche que vieran fuera el de la víctima, y varios elementos indican que el que vieron era el del asesino. Que vieran el coche del asesino no lleva a ninguna hipótesis sobre si iban delante o detrás, pero deja claro eso mismo, que no se puede conocer en base a lo que observaron. Se han expresado bastantes dudas con relación a la hipótesis de que el asesino condujera el coche de Sheila a la Collada mientras dejaba el suyo en medio de la carretera, pero esa hipótesis tiene todo el sentido desde el punto de vista de los investigadores. En caso de no colar (que sí coló en bastantes ocasiones) su extravagante hipótesis de los dos coches parados en la carretera, y si se consideraba que los cazadores habían visto un solo coche, la hipótesis explicaba lo que indicaban los datos: que habían visto el coche del asesino.

¿Y si los cazadores iban por delante? Tal vez 1 minuto, tal vez menos. En ese caso, tras esquivar el coche, como refieren en sus declaraciones, y probablemente parar unos segundos siguieron viaje. Un minuto después, tal vez menos, habría llegado Sheila al mismo punto y se habría encontrado exactamente la misma situación. Pero en vez de esquivarlos, ella se habría detenido detrás. Tal vez iba distraída y no lo vio a tiempo, tal vez estaba intentado coger el teléfono al escuchar el sonido del mensaje que le había enviado Sela (los agentes no registraron si lo había llegado a abrir o no), o tal vez tenía menos experiencia en conducción, pero el caso es que en esta hipótesis, en vez de esquivar el coche, como habían hecho los cazadores, dio un frenazo y se paró justo detrás. Todo esto es pura conjetura, así como lo que viene a continuación, pero también lo es la hipótesis de los investigadores.

Su primera impresión habría sido de susto, desconcierto y alivio por haber evitado el accidente, pero no de alarma o prevención por su seguridad, al menos inicialmente. Está parada en su carril, con el otro coche parado justo delante, pero algo a su izquierda. No ve con claridad el lado del conductor del otro coche, por estar este más a la izquierda, y porque su coche lleva precisamente fundida la luz de cruce izquierda. No sabe que hace ese coche ahí, todavía está alterada por el susto ,y no ve casi nada, porque además la ventanilla de su lado tiene poca visibilidad, debido a las gotas de agua y la condensación. Baja la ventanilla y asoma un poco la cabeza, pero sigue sin ver casi nada. Entonces, abre la puerta y tal vez sale, tal vez se limita a sacar medio cuerpo y trata de ver algo. Puede que se acerque al otro coche, puede que no, pero en cualquier caso los seguros de las puertas ya están abiertos.

Su primera suposición pudo haber sido que alguna persona necesitaba ayuda, por algún tipo de accidente, o haber sufrido un infarto u otro problema de salud, y su primera intención pudo haber sido prestar ayuda. Puede que llegue al otro coche, o puede que mientras se acerca, si lo hizo, comience a sentir los primeros síntomas de alarma, de que hay algo raro y peligroso en marcha. Retrocede hasta su coche y vuelve a sentarse en su posición de conductora y se dispone a dar marcha atrás y sortear el coche parado delante, y en ese momento es consciente de que alguien está sentado en el asiento trasero de su coche. Tal vez esa persona le dispara de inmediato, o tal vez trata de obligarla a llevar el coche al área recreativa. En esta situación, las posibilidades son las mismas ya tratadas.

Podrían ser dos personas, una en el coche parado y otra que aprovecha para entrar por una de las puertas traseras. O podría ser una sola, que deja su coche delante y espera detrás. Tal vez alguien salió del otro coche cuando Sheila se acercaba y la amenazó con el arma, obligándola a regresar al Peugeot 206. En ese contexto, Sheila habría perdido la ventaja de estar a los mandos de un vehículo en marcha. Hay tantas posibilidades que no veo la utilidad de seguir especulando. Esta hipótesis elimina el absurdo del orden en la retirada de los coches (ya no sabemos en que orden se retiraron de la carretera), y podría explicar la apertura del seguro de las puertas, pero es una hipótesis más, con sus problemas, todas los tienen. Por ejemplo, sigue sin explicar la colocación final de Sheila en posición de conducción, alargando incluso su exposición, ya que el asesino no sabe si los cazadores han llamado a la Guardia Civil.

Las horas centrales dentro de cada intervalo parecen favorecer que Sheila fuera por delante de los cazadores, tal vez dos o tres minutos, y eso hay que tenerlo en cuenta. Pero los intervalos permiten que en un numero apreciable de casos, los cazadores fueran por delante. No es una posibilidad marginal, es una posibilidad inferior a la alternativa, pero considerable.

Para mí es evidente que se debió considerar, y también el motivo por el que no se hizo.

 

FINAL

Se han dejado bastantes cosas sin exponer, algunas de bastante interés, pero hay distintos motivos, algunos ya expuestos, que desaconsejan tratar determinados asuntos. De todos modos, incluso siendo interesantes algunas cuestiones, creo que ninguna es indispensable para entender el caso, y su inclusión no alteraría esencialmente ninguno de los planteamientos que he propuesto.

En las dos primeras partes se ha presentado el enorme conjunto de errores que plagan la investigación, y se ha argumentado que la evidencia presentada contra Borja Vidal no aguanta un análisis que vaya más allá de lo superficial. En la tercera parte he tratado de presentar la evidencia más significativa y un análisis, aunque breve, de la hipótesis de los investigadores.

Más que proponer una hipótesis propia sobre lo que le pudo ocurrir a Sheila, mi intención es valorar, con la poca evidencia disponible, las que son más o menos probables. Estoy convencido que los cazadores se encontraron con el coche del asesino parado en la curva, aunque admito que se considere la otra opción.

Los cazadores podrían ir por detrás de Sheila, lo que implicaría que el asesino ya había retirado el coche de la víctima de la carretera, aunque ellos no vieron ningún otro coche ni luces. ¿Habría tenido tiempo para dejarlo aparcado, manipular el cadáver y estar de regreso? Es posible. También lo es que fueran circulando por delante, y que se encontraran lo mismo que se encontró poco después Sheila.

Las dos opciones son posibles ,y las dos debieron se consideradas, pero una de ellas se ignoró. La motivación me parece evidente: No parecía compatible con la hipótesis que ya estaban construyendo contra un sospechoso.

Creo que siguen en pie los tres modelos de criminal que explican el coche del asesino parado en la carretera: El criminal inconsciente, el suceso inesperado, y el asesino con un coche no rastreable.

El primer modelo, aunque posible, me parece el más improbable de los tres. Podríamos suponer dos autores, uno inconsciente y otro que controla, pero ya estaríamos complicando la hipótesis.

El segundo modelo, un crimen no premeditado cuyo origen sería algún suceso inesperado que acabó con el coche del asesino parado en la carretera, encaja con la evidencia, aunque no sepamos el motivo por el que habría sucedido eso y, sobre todo, por qué habría acabado ese suceso, sea el que fuera, con la muerte de Sheila.

El tercer modelo, el del asesino sin prisa ni miedo, porque el que alguien viera su vehículo no conduciría a su identificación, implicaría seguramente algún cómplice. La motivación para el crimen es desconocida.

En el segundo modelo Sheila habría sido una víctima casual. En los modelos 1 y 3 podría ser casual o elegida, las dos opciones son posibles, aunque posiblemente en el primer modelo sea más probable una víctima elegida, y en el tercero casual. En resumen, sin poder descartar la otra opción, me inclino por la víctima no elegida.

Salvo las breves intervenciones que le ofrecían al abogado de Borja en los medios, estos han tenido, casi en su totalidad, un tratamiento del caso fuertemente sesgado hacia la hipótesis de la Guardia Civil. La familia de Sheila asumió como suya esta hipótesis y son los que se han encargado de defenderla durante los últimos años.

Los que quieran seguir creyendo que la hipótesis correcta es la que propusieron los investigadores están en su derecho, pero los lectores ya cuentan con una alternativa a la versión que de forma machacona se ha intentado imponer durante 20 años.

Es tarea de ustedes valorar las distintas opciones.